Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en relación...
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Por Claudio Fantini. Lo que ocurrió en Puerto Rico no tiene precedentes. La isla caribeña está aportándole a la Historia la primera rebelión popular contra la homofobia y la misoginia expresadas de manera obscena. Fue la vulgaridad del gobernador Ricardo Rosselló lo que hizo detonar masivas protestas, que precipitaron su renuncia. El rol de Ricy Martin y de otros ídolos populares.
La historia está plagada de estallidos sociales y revoluciones contra gobernantes por la pobreza, por la segregación, por el despotismo, por la arbitrariedad, por la represión y por otras injusticias causadas desde el poder. Pero no registra rebeliones masivas contra la homofobia, la misoginia y la vulgaridad de un gobernante.
Puerto Rico está escribiendo ese capítulo que faltaba y que tal vez, en este tiempo de filtraciones permanentes, tendrá nuevos episodios.
Nadie hubiese imaginado hasta hace unas semanas que Ricky Martin lideraría una rebelión y que, en la vanguardia del levantamiento, lo acompañarían otras estrellas musicales, como Bud Buny y Residente (ex Calle 13).
Detrás del bulling homofóbico y misógino que chateaban el gobernador y su círculo íntimo, hay casos de corrupción, insensibilidad social e ineptitud gubernamental.
Pero fue la alusión degradante a la sexualidad de Ricky Martín y la burla a Carmen Yulín Cruz, la alcaldesa de la ciudad capital, San Juan, entre otras decenas de comentarios que destilaron sexismo decadente, lo que indignó a las multitudes que inundaron las calles para reclamar -y lograr- la renuncia del gobernador del pequeño Estado Libre Asociado a los Estados Unidos.
La agobiante deuda externa, la pobreza en el 45% de la población, la ineficiencia y desidia de Rosselló para restablecer servicios y afrontar los daños causados por el huracán María, además de los negociados por los que el FBI detuvo a seis altos miembros de la administración, fueron combustible de alto octanaje.
La chispa que encendió las llamas que consumió el liderazgo de Rosselló, fueron los chats entre el gobernador, funcionarios actuales, ex funcionarios y un empresario allegado al poder.
Las masivas protestas escribieron un novedoso capítulo en la historia de las rebeliones populares. Puerto Rico se levantó contra la segregación sexual.
Rosselló había renunciado a la presidencia de su partido y a la candidatura para la próxima elección, pero, ante el coro de voces que reclamaban un “juicio de residenciamiento” (impeachment), el gobernador de Puerto Rico presentó su dimisión.
«Con desprendimiento les anuncio que estaré renunciando al puesto de gobernador, lo cual será efectivo el viernes 2 de agosto de 2019», dijo el gobernador en un mensaje emitido en video.
Aferrado al cargo, Rosselló confiaba en que la Cámara Baja tendría dificultad para convertir sus escabrosos chats en causal de impeachment, sin forzar la Constitución de la isla. También confiaba en el titular del Senado, Thomas Rivera Shatz, quien mantiene un fuerte encono con la funcionaria que asumirá en su reemplazo, la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez.
La presión social por los chats y su vergonzosa administración terminaron por empujar su alejamiento.