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Por Ramiro Sosa Navarro y Florencia Costantino. En 2015 la política tomará un rol central en el país, no sólo porque es un año electoral, sino porque el desempeño en materia económica dependerá -en gran medida- de las decisiones que adopten nuestros gobernantes.
Antes de evaluar las posibles soluciones frente a las incertidumbres que afrontamos, de una cosa se tiene que estar seguro: 2015 será otro año de estanflación, es decir, una combinación de elevada inflación (al menos 30%) y de crecimiento económico bajo (1%), nulo o negativo (-2%). Si bien el escenario de estanflación es un hecho, existen diferentes “grados” y la ocurrencia de uno u otro, dependerá de la respuesta que se le brinde a dos cuestiones fundamentales:
■ ¿Qué sucederá con el frente externo?
■ ¿Caerá el salario real o, en el año electoral, le ganará a la inflación?
Frente externo: «holdouts» / dólares
Una de las alternativas posibles, es que el Gobierno alcance un acuerdo con los «holdouts» (tenedores de bonos que no ingresaron a los canjes de 2005 y 2010) en los primeros meses de 2015, y consiga así financiamiento externo. Esta situación implicaría una menor emisión monetaria para financiar al Gobierno y la mayor cantidad de dólares permitiría flexibilizar el cepo importador y dinamizar la economía. Esta alternativa representa el escenario de estanflación más benevolente.
Un escenario alternativo es que no se alcance un arreglo con los holdouts y el Gobierno no consiga dólares frescos. Esta situación derivará en el peor escenario de estanflación: la escasez de divisas se sentirá en la actividad y la emisión monetaria -para financiar al Gobierno- impactará en la inflación y en el mercado cambiario.
Entre medio de estos dos escenarios, se avizora un tercero e intermedio el cual se basa en la falta de acuerdo con los «holdouts», pero con ingreso de dólares. Esto último podría conseguirse a través de swaps de monedas (China liberó ayer otro tramo de más de mil millones), acuerdos con otros bancos centrales, licitaciones a empresas privadas, venta de activos, etcétera. En este caso, la intensidad de la estanflación dependerá, principalmente, de la cantidad de dólares que se consigan.
Frente interno: salario real
Otra incertidumbre crítica está asociada a si el salario real continuará cayendo o le ganará a la inflación en 2015. Mientras que la primera opción impactaría negativamente en el nivel de actividad; la segunda, lo haría positivamente, aunque sólo en el corto plazo ya que este mayor costo para las empresas se traduciría a precios generando el riesgo de espiralización de la inflación.
Para empezar a conocer las decisiones de nuestros gobernantes y el escenario en que se desenvolverá la economía tendremos que esperar a 2015. Sin embargo, el acto de mañana -encabezado por Cristina Kirchner bajo el lema «patria o buitres»- brindará los primeros indicios.
Una vez más, la política guiará el desempeño económico.■