Por Claudio Fantini. Hay sectores de la prensa crítica que suelen caer en el  “critiquismo” , o sea la incontinencia cuestionadora que se pronuncia contra el Gobierno de todas las maneras posibles. En estos días, un batallón de periodistas llegó a la conclusión…

de que se está informando mal y ocultando información sobre la salud de la Presidenta.

Esa certeza parece improbable. Al menos, de momento, no existen elementos objetivos para afirmar que se ocultó información o que la que se transmite sea deficiente y mal comunicada.

Quizá, posteriormente, surjan elementos que prueben que una mala gestión informativa o el ocultamiento de hechos y datos que debían ser informados. Sin embargo, hoy no existen elementos ni razones para sostener lo que tantas voces en tantos medios están afirmando de forma categórica.

Por otro lado, la historia y el mundo muestran que la información sobre la salud presidencial pocas veces se da en forma cristalina. En las dictaduras, se trata directamente de un secreto inexpugnable por consistir en un arma de poder imprescindible.

Salvo en los casos de asesinatos perpetrados en espacios públicos, en las tiranías y los totalitarismos hasta es difícil saber a ciencia cierta la razón y el momento exacto del deceso. En un degradé que va de más oscuro a más claro, los liderazgos autocráticos de regímenes populistas también manejan de modo turbio esas situaciones.

El ejemplo más cercano en el tiempo está en el hermetismo que rodeo la larga internación de Hugo Chávez en Cuba. Y hasta quedó la duda sobre el momento exacto y el lugar donde se produjo la muerte del exuberante líder caribeño.

Pero también en las democracias, pocos gobiernos han aceptado informar detalles de salud que podían inquietar a la sociedad o debilitar políticamente al oficialismo. Algunos casos son paradigmáticos, como el goteo informativo sobre el declive de salud del presidente demócrata de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, hasta su muerte en pleno mandato. También el ocultamiento que los médicos de la Casa Blanca hicieron de los claros síntomas de Alzheimer que Ronald Reagan empezó a evidenciar en su segundo mandato.

Si bien el kirchnerismo tiene antecedentes de información deficiente sobre la salud del matrimonio gubernamental, en este caso se dan por hecho tales fallas y ocultamientos, sin que haya elementos para afirmar que éste ocurriendo lo mismo. ■

Redacción Turello.com.ar

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