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Por Javier Andrés Eguia. El año pasado Apple tuvo que pagar U$S 60 millones a la compañía asiática Proview Technology, para poner fin a una disputa sobre la marca iPad, que le impedía usarla en China. La batalla judicial, de larga data, retrasó el lanzamiento de la nueva iPad en el país asiático. Un obstáculo comercial importante si se tiene en cuenta que Apple domina allí el 70% del mercado de tabletas.
Este es sólo uno de los casos en los que las empresas sufren las consecuencias negativas de no registrar su marca en el exterior. A veces, tentadas por los mercados internacionales y la búsqueda de nuevos negocios, las compañías suelen focalizarse en el aspecto comercial del negocio, olvidando un trámite fundamental: obtener el registro de la marca en cada país en el que se quiera comercializar los productos o servicios.
En este sentido, hay algunas empresas que simplemente consideran que al tener registrada la marca en el país de origen, la validez es internacional. Pero, en la práctica, eso está lejos de ser así.
No realizar este paso implica correr enormes riesgos, por ejemplo, que competidores directos o falsificadores registren la marca y lleven a la empresa a acciones judiciales por el uso indebido de la misma, con el consecuente perjuicio económico, de tiempo y recursos que, en realidad, debieran ser destinados a posicionar el producto en el exterior.
A tener en cuenta
A grandes rasgos, entonces, una empresa que decida dar un salto internacional, a nivel de propiedad intelectual deberá tener en cuenta: la previsión del registro, las diferencias en las legislaciones de acuerdo a los países, la duración del trámite de registro (para ver cuándo es posible salir al comercio con todas las herramientas legales) y los acuerdos internacionales vigentes.
Los sistemas de registro
A nivel internacional existen dos sistemas de registro:
■ Atributivo: en el cual la propiedad de una marca se obtiene a través de su registro
■ Declarativo: que es aquel en el que el derecho exclusivo se obtiene con el uso y, posteriormente, da lugar al registro de la marca.
Nota: si bien en la mayoría de los países prevalece el primero, es aconsejable asesorarse integralmente para verificar la mejor manera de proteger nuestros productos.
El proceso de registro
El estudio que asesore a una empresa para obtener un registro de marca en el extranjero deberá, además, cumplimentar ciertas etapas para asegurar el éxito de la operación.
1 Se realiza una “búsqueda fonética” para indagar similitudes de marca en el país donde se desea registrarla.
2 En caso de que el nombre esté disponible, se debe proceder a realizar la solicitud, brindando datos como nombre del titular, domicilio, estado y país de procedencia, productos o servicios que se desea proteger, logotipo y poderes debidamente autenticados y legalizados. En este paso, se obtiene un número de expediente con el cual se va a dar seguimiento a la marca.
3 La solicitud pasa luego a ser examinada y el plazo varía según el país, aunque el mínimo son dos meses de demora.
4 Una vez aprobado el examen de forma, se procede a publicar la marca comenzando el período de oposiciones de terceros. Si ese período finaliza y nadie la objetó, se realiza una última revisión por parte de la oficina marcaria y se aprueba el otorgamiento.
Durante la vigencia de la marca, de 10 años en casi todo el mundo, es recomendable contratar un servicio de vigilancia mundial de la marca, y así tener la posibilidad de actuar en tiempo y forma en defensa de la misma.●