Por Marcelo Capello. El Gobierno nacional anunció una reducción en los subsidios dirigidos a los servicios de gas y de agua. Próximamente se aplicarían también en la electricidad. Dio así marcha atrás con una política de tarifas residenciales congeladas.

❝El ahorro en subsidios hasta ahora anunciado sería de $ 15 mil millones anuales, cuando en 2013 se gastaron $135 mil millones con ese fin❞.

Las mismas, se extendieron más de una década, especialmente en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense.

Ya sea para incentivar el consumo privado o para evitar costos políticos, ese congelamiento de tarifas residenciales en gas, electricidad, transporte, agua y otros servicios derivó en un cuantioso gasto fiscal en subsidios económicos que en 2013 alcanzó a alrededor de 5% del producto interno bruto (PIB).

El ahorro en subsidios hasta ahora anunciado sería de $ 15 mil millones anuales, cuando en 2013 se gastaron $135 mil millones con ese fin.

La cuenta de subsidios y la imparable marcha del gasto público derivaron en un elevado déficit fiscal, que debió cubrirse con asistencia del Banco Central al Tesoro Nacional, ya sea con emisión de moneda o uso de sus reservas. El déficit y la emisión generaron un proceso inflacionario que mes a mes socava el poder adquisitivo de los salarios. En definitiva, por una vía indirecta, las tarifas bajas aportaron a la generación del impuesto inflacionario.

Subsidios económicos a servicios públicos y financiamiento del BCRA al tesoro nacional en porcentaje del PBI | Fuente: IERAL.

Esa estrategia afectó la distribución del ingreso a través de dos vías. Por un lado, porque la mayor proporción de los subsidios económicos no benefició a los más pobres. Los otorgados a todos los servicios, excepto el del gas envasado, benefician en mayor proporción a las familias ubicadas en los quintiles de más altos ingresos.

Destino del gasto en subsidios a la energía y el transporte por quintiles de ingresos | Fuente: Lombardi y otros (DPEPE, BsAs) en base a ENGHo, ASAP y Secretaría de Trasporte de la Nación.

Por su parte, el impuesto inflacionario tiene efectos distributivos netamente regresivos. Ante un aumento sostenido de precios, los hogares más pobres son los que más se ven afectados, ya sea por el tipo de bienes que consumen, porque tienen una mayor proporción de sus ingresos destinada al consumo o porque no cuentan con acceso a las herramientas financieras para protegerse de la inflación.

Así, el combo de tarifas baratas junto a inflación alta habría tenido efectos distributivos poco claros. Las primeras benefician en buena medida a familias de altos ingresos, mientras que la inflación afecta en mayor proporción a las personas receptoras de ingresos fijos, que son las de menores ingresos.

Si se lo combina con una estrategia de mediano plazo que apunte a reducir la inflación, si bien el efecto inicial de la suba de tarifas en servicios podría ser un enfriamiento del consumo, al menos la distribución del ingreso, a priori, no empeoraría.●

Marcelo Capello

Licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Córdoba (1991) y Master en Economía (2002) por Universidad Alberto Hurtado (Chile)/Georgetown University (USA). Presidente del IERAL de Fundación Mediterránea. Docente de grado y posgrado (UNC, UNdeC, UCC, UBP y UES21). Principales áreas de trabajo: Macroeconomía; Economía Pública; Federalismo Fiscal.