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Por Héctor Cometto. ❝Se juega como se vive❞, es la máxima futbolera que mejor representa a Diego Simeone. Apasionado, entregado, avasallante. Así jugaba y así dirige. ❝Hay que jugar con el cuchillo entre los dientes❞, fue una frase suya que lo pinta de cuerpo entero.
Así se formó un jugador que -sin su personalidad- se habría reducido y limitado absolutamente, pero con ella llegó al primer nivel internacional. Emblema de pertenencia en la Selección junto a grandes nombres como Maradona, Ruggeri, Passarella, aunque sin sus títulos, le tocó volver al club en el que más incidió, donde fue más determinante, en el que su pasión generó mares de contagio: el Atlético de Madrid.
Y provocó una de las más grandes revoluciones de los últimos tiempos. Cuando llegó, el ❝Aleti❞ estaba a dos puntos del descenso. Se recuperó y logró ganar la Europa League, la Copa del Rey (al Real Madrid), la Liga Española (al Barcelona) y sólo le falto la frutilla del postre: la Champions League.
Más allá de los trofeos, Simeone encontró jugadores funcionales a sus designios, con mucho en común: predisposición al esfuerzo, hambre de gloria, máxima dedicación al conjunto. Así surgió una razón para prodigarse por la victoria que no se sustenta en grandes presupuestos económicos ni en megaestrellas internacionales, sino en columnas más esenciales, más profundas, más auténticas.
Eso, hoy por hoy, es su verdadera revolución.●