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Por Sergio Mabres. Las grandes empresas tecnológicas están buscando lo mismo: recolectar los datos de los usuarios que usan pulseras, relojes o anteojos inteligentes («weareables«), para almacenarlos (en «la nube«) y utilizarlos en aplicaciones móviles («apps«) enfocadas en la salud y la ejercitación («fitness«).
Los fabricantes de estos dispositivos tecnológicos “para usar encima” («wearables«) están agregando sensores cada vez más sofisticados para medir la respiración, las pulsaciones, la humedad de la piel, la temperatura corporal, el nivel de glucosa/oxígeno en sangre y determinar qué tipo de ejercicio se está realizando.
En esa línea, a principios de junio, Apple anunció que lanzará una app enfocada en la salud para su sistema iOS 8 e introdujo un servicio llamado HealthKit, para facilitarle a los desarrolladores el trabajo de crear programas similares.
Por su parte, Microsoft presentó la plataforma HealthVault y Samsung, a SAMI. Google tampoco se quedó atrás y presentó Fit, un servicio dedicado a la salud y el entrenamiento, en clara competencia con la estrategia anunciada por la empresa de «la manzanita».
De acuerdo con el informe de Forbes, Google empezó a trabajar a toda velocidad en su propio sistema de salud tras enterarse del HealthKit de Apple. La creación de plataformas de salud ha sido un proceso laborioso tanto para Google como para Apple. Para Google, éste es su segundo intento ya que en 2012 cerró su portal Google Health.
Entre las principales preocupaciones se encuentran: la privacidad y la gestión de esta información tan sensible sin pasar el límite del diagnóstico y el ejercicio ilegal de la medicina. Salvando las distancias tecnológicas y geográficas, un debate similar, por posible invasión a la privacidad, se ha generado en la Argentina tras el anuncio del nuevo DNI con un chip que almacenará datos de la seguridad social e historia clínica de cada persona.■