Dos siglas –8N y 7D, que se tomaron de las identificaciones en Twitter: #8N, #7D- se han convertido en los símbolos que referencian la pelea política que divide hoy a la sociedad entre críticos y adherentes a la gestión de Cristina Kirchner.
Las identificaciones se suceden luego de que se conocieran varias encuestas (Poliarquía, Julio Aurelio y Management & Fit) que revelan una caída de 20 puntos al menos en la imagen de la Presidente en relación a diciembre de 2011. La baja se acentuó tras el fallido paso de Cristina Kirchner (en Twitter: @CFKArgentina) ante estudiantes de Georgetown y Harvard.
El 8N (por el 8 de noviembre) intenta repetir -a partir de la convocatoria por redes sociales (foto)- el cacelorazo del 13-S (13 de septiembre), en el que marchas multitudinarias se expresaron contra la re-reelección, la inflación, el cepo al dólar y la inseguridad, entre otros ejes convocantes. Ayer, el diario Clarín publicó una encuesta de Management & Fit que anticipa una suerte de empate virtual entre quienes sostienen que irían al próximo cacerolazo y quienes optarían por no hacerlo.
El tema también divide a los miembros de la Corte Suprema de Justicia entre los que consideran inconstitucional el artículo 161 de la Ley de Medios de Comunicación Audiovisual (desinversión de medios en poder del Grupo Clarín) y los que defienden su legalidad. La disputa ha sido definida como entre «clarinistas» y «cristinistas».
Cristina Kirchner está dispuesta a avanzar en su arremetida contra el Grupo, al que considera como el más fuerte opositor y motivador contra su gestión. Hoy designará formalmente a Martín Sabatella al frente de AFSCA, organismo encargado de aplicar la mencionada ley. Además, intentaría que el Consejo de la Magistratura designe una jueza afín al Gobierno para que entienda en el amparo logrado por el grupo de comunicaciones.