Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. En Estados Unidos, se espera el Día de la Marmota (Globber’s Day) para, cuando ese animal sale de su madriguera, predecir el fin del invierno y cómo será la próxima primavera. Al igual que el simpático animalito, el dólar demostró que está vivo en la Argentina.
El dólar sigue siendo la moneda de ahorro ante la incertidumbre y la inflación de dos dígitos, señala mi nota dominical en La Voz del Interior.
El dólar blue terminó el viernes a 13,24 pesos, luego de haber tocado los 13,75 el miércoles. En la semana ganó dos por ciento. El oficial cerró a 9,09 pesos. Los controles y la presencia de las fuerzas de seguridad en las calles de Buenos Aires reprimen a los compradores. “A nadie le gusta ser investigado”, admite un conocedor de los movimientos financieros.
“Hay un cambio de expectativas a partir de la proclamación de la fórmula Scioli-Zannini; este binomio aparece como menos amigable para las expectativas de negocios que se habían trazado empresas e inversores”, evalúa José Simonella, titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas (CPCE) de Córdoba.
Su par Alfredo Blanco, ex decano de Ciencias Económicas de la UNC, señala que la cotización del dólar blue guarda relación con la inflación de los últimos años aplicada al dólar oficial y con la base monetaria (circulante) versus las reservas del Banco Central. “Esta relación está en torno de los 14 pesos”, apunta.
Es posible que por la necesidad de pesos, esta semana las empresas se desprendan de divisas y el dólar ahorro (por el aguinaldo) ayude, pero está claro que hay un cambio de expectativas.
El “efecto Zannini” modificó las proyecciones optimistas para 2016. “Yo estoy haciendo planes de acá a dos años”, se sinceró un hombre de negocios del sector textil.
Aunque la fórmula kirchnerista no gustó en el ámbito empresario y de los inversores, tampoco la oposición –Mauricio Macri y Sergio Massa- expone con claridad qué hará en materia de política cambiaria y cómo romperán el cepo, una de las trabas para crecer.
Los movimientos en torno del dólar conspiran contra las expectativas de que el consumo interno compensaría en el próximo semestre la caída de las exportaciones y las inversiones. El impulso puede ser ínfimo al despertarse la otra “marmota”, la inflación, que se había amesetado en torno del 24% interanual. “Estará por encima dada la emisión, el efecto paritarias y los planes de las tarjetas”, apunta la economista Mary Acosta.
Los datos de la economía real son preocupantes. La industria cayó 0,5% en mayo, completando 22 meses de bajas consecutivas. La industria automotriz –el principal motor del complejo fabril- retrocede 15,8% en los cinco primeros meses. El uso de la capacidad instalada apenas es del 59%. El superávit comercial –exportaciones menos importaciones- está a niveles de 2000, previo a la última gran crisis.
Una certeza: habrá muchos pesos en la calle. Siguen las dudas: qué sucederá con el dólar y qué pasará con la economía de aquí a seis meses.
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