Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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La decisión de la Comisión Nacional de Valores (CNV) de que los bonos en dólares que poseen los fondos comunes se contabilicen al dólar oficial, provocó dos efectos no deseados.
Por un lado, se desplomó el valor de los bonos argentinos y el dólar blue no detuvo su carrera –cerró a $ 16,01- y la resolución discrecional afectó la confianza de los pequeños ahorristas e inversores internacionales. José Simonella, titular del CPCE de Córdoba, sostuvo: “Lo grave es el daño a la credibilidad del país”. Repasemos.
La medida N° 646 de la CNV, que fue publicada hoy en el Boletín Oficial, determinó que en los días anteriores los fondos comunes se desprendieron de esos bonos para evitar pérdidas en los rendimientos de esos títulos, que contabilizaban al dólar del “contado con liqui”, que ayer terminó a $ 13,34. Una diferencia de casi cuatro pesos en relación al valor del oficial ($ 9,42).
“Argentina sigue dando muestras de una grave discrecionalidad, que es tremendo en términos de credibilidad. Por una medida discrecional podés perder el 30% de tus ahorros, lo que afecta al ahorrista”, advirtió Simonella. Y completó: “Lo que sí es cierto, es que todo el mundo espera una devaluación. El nuevo Gobierno va a devaluar, no le queda otra, porque no hay más dólares. Depende de quién gane. Algunos (van a devaluar) apenas asuman; otros en los primeros meses”.
El titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas intervino en la presentación del informe de los economistas Mary Acosta y Víctor Peralta, denominado “Devaluación: gradualismo vs. Shock”
¿Cuánto va a devaluar el próximo gobierno? “La respuesta está sujeta a las posibilidades de obtención de divisas por parte del Gobierno nacional. De aquí a diciembre/15 va a necesitar U$S 10.300 millones, y entre enero y marzo/16, se sumarán otros U$S 3.242 millones (ver filmina 25)”, agregó Mary Acosta.
La economista defendió la gradualidad de una devaluación, ya que un shock aislado provocaría “una sobrerreacción de los precios al alza; reducción del salario real que impactaría en el consumo y afectaría la tasa de actividad y, por ende, la recaudación fiscal”, completó.
Acosta sostuvo que una devaluación debe ser parte de “un programa de medidas que incluya instrumentos de política fiscal y monetaria”, y sugirió «la aplicación de políticas sectoriales de mejora de la competitividad, racionalización del gasto público, sustitución de importaciones y sostenimiento de la demanda interna”.
“En el corto plazo, parece improbable la posibilidad de quitar las restricciones a las importaciones y remisión de utilidades, como así también el levantamiento del cepo”.