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Por Juan Turello. Diez días después del triunfo que sacudió al mundo, la incertidumbre sigue siendo la principal consecuencia de la victoria de Donald Trump. Cuando se asiente la espuma sobre su polémica personalidad, la sociedad global tratará de descubrir cuál es el @realDonaldTrump, como se identifica en Twitter, señala mi nota en La Voz.
El discurso moderado de la noche del 8 de noviembre; la designación del líder de los republicanos, Reince Priebus, como jefe de Gabinete; y la eventual nominación de un hombre de Wall Street al frente de Tesoro, ofrecen una imagen distinta al Trump de las tribunas de campaña. Hasta prometió tener con la Argentina “las mejores relaciones de la historia”, luego de que la mostrara -ante sus fanáticos- como la oveja negra.
¿Cuál es el real Donald Trump? Entre los políticos locales circula el chiste que “es igual a Menem”: en la campaña prometió una cosa, en la Presidencia hará otra.
A lo largo de 11 meses de gestión de Macri, el mundo cambió (más proteccionista, menos liberal). La tasa sube para financiar un déficit elevado y la economía no arranca.
Bajo esas premisas, la derecha reaccionaria impuso sus condiciones en Estados Unidos y Gran Bretaña, que apoyó el Brexit. La prédica contra la globalización creció en Alemania y Francia.
La economía global parece avanzar hacia el proteccionismo y en dejar atrás el libre comercio. La Argentina puede ser víctima de esa guerra económica, que incluye a las monedas.
El gobierno de Macri ya sufre las devaluaciones de Brasil y México, países con los cuales pretendía mejorar la balanza comercial.
En 11 meses, el mundo cambió radicalmente para Macri: Estados Unidos y Gran Bretaña alientan ahora el cierre de las economías, mientras que Brasil no da indicios de recuperación. Recién en 2018.
¿La apuesta será ahora recuperar el consumo interno? ¿Quién financiará el gradualismo fiscal (el déficit) y a qué costo? El cóctel del verano puede ser un trago peligroso de asimilar.
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