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Por Juan Turello. Alberto Fernández ya cumplió 22 semanas en el poder. Ésta, encierra desafíos clave para la suerte de su gobierno, señala mi nota en La Voz. El Presidente debe resolver cómo continúa la cuarentena en medio de la multiplicación de contagios y de muertes en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), donde residen casi 15 millones de personas. El viernes 22 vence el plazo que el Gobierno dispuso en la renegociación de la deuda por 67 mil millones de dólares.
Las partes aún están lejos para un acuerdo. Hasta ahora, la aceptación fue sólo del 17% de los acreedores (12% de los fondos externos y el 70% de bonistas argentinos, que equivale al cinco% del total).
Un acuerdo por la deuda abriría las posibilidades de financiamiento y de inversiones, que pondrían en marcha una rueda que hace 24 meses está en retroceso. El default crearía más problemas.
El primer desafío será contener la enorme emisión (Carlos Melconian calcula que llegará a tres billones de pesos) realizada para cubrir el déficit fiscal, la asistencia social y la ayuda a empresas y a provincias.
La inflación de 1,5% en abril es un espejismo. Alimentos y bebidas subió 3,%, tendencia que se mantendría en mayo y llevaría el promedio a 1,9%, con una inflación anual de 47%, proyecta la consultora Ecolatina. Otros centros de estudios no descartan una híper a fines de año o comienzos de 202, si el Gobierno no se anima a ajustar el dinero circulante.
El economista Gustavo Reyes (Ieral) advierte que la inflación de abril fue igual a la de marzo (3,3%) en los mercados “libres del confinamiento”.
La desconfianza de la sociedad sobre qué sucederá con los precios y la incertidumbre por la deuda llevaron a que los ahorristas minoristas corran a refugiarse en el dólar. Los grandes inversores siguieron un camino similar. El dólar financiero está por encima de los 120 pesos, mientras que el blue parece no tener techo.
Los agentes económicos han decidido retener sus activos, sean éstos dólares, soja o terneros, o bien liquidar los billetes para comprar bienes cotizados aún al dólar oficial, por caso automóviles. Las grandes concesionarias de Córdoba incrementaron sus ventas más del 35% en vehículos de alta gama.
El gobierno de Fernández carece de sintonía fina entre el Ministerio de Economía y el Banco Central (BCRA) para recuperar la confianza de la sociedad, más allá del cepo reforzado y el objetivo de pesificar las operaciones.
Crece el temor de que el Gobierno opte por una “solución estatista” ante los problemas de la coyuntura, que incluiría la estatización de las empresas eléctricas y de las distribuidoras de gas.
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Para señalar el derrotero elegido, los más críticos enumeran la extensión -sin aumentos- de Precios Máximos hasta el 30 de junio; prohibición de despidos y doble indemnización; fijación de tasas pasivas por el Banco Central; control de la liquidación y giro de ganancias de las empresas multinacionales; desfase entre el “dólar soja” (47 pesos con retenciones) a un “dólar financiero” a 121 pesos (brecha de más de 150%); emisión descontrolada y posible default.
La semana 23 de Alberto Fernández en el poder encierra fuertes desafíos en materia sanitaria y para la economía.
El rumbo que tome Alberto Fernández en relación con la deuda incluye la opción de una economía capitalista, con regencia del mercado o de una economía populista, con fuerte emisión de pesos, empresas energéticas, de agua y de aviación estatales (entre otras), y “orientación” de la producción privada.
Este camino ya lo recorrieron otros países, con resultados negativos y una grieta profunda de la sociedad civil.
Está dicho. La semana 23 de Alberto Fernández en el poder encierra fuertes desafíos en materia sanitaria y para la economía.