De los cuatro factores que agregan demanda -la inversión privada, el gasto público, las exportaciones y el consumo interno-, el que luce más reforzado para 2021 es el de los proyectos de obra pública del Estado nacional. Sin embargo, se desconoce el verdadero financiamiento de los cotidianos anuncios millonarios. Salvo las agroindustriales, las exportaciones han perdido fuerza ante los vaivenes de la política cambiaria y es muy difícil que haya una recuperación por el lado del consumo privado, por la caída de los salarios.
La caída de los salarios privados registrados será este año de entre 5 y 6%, con lo que acumulará una pérdida real de 25% desde 2012, según análisis privados.
El poder de compra de los salarios es hoy un cuarto menor que hace ocho años.
La inversión extranjera directa está sujeta al ansiado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que dé una certeza sobre la política monetaria, fiscal y cambiaria.
El dólar tuvo una escala descendente desde el 23 de octubre último por las necesidades de pesos de empresas y familias, en particular en diciembre; por la conversión de deuda en pesos a dólares y por otras regulaciones en el mercado de bonos.
Es posible que la epopeya de Alberto Fernández por la vacuna ponga en un segundo plano estos temas durante el verano.
Sin embargo, los agentes económicos esperan señales más claras sobre el escenario que sobrevendrá en 2021.
Una de ellas, es un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que dé previsibilidad en las políticas fiscales, monetarias y cambiarias.
No obstante, por las exigencias que planteará el organismo, el acuerdo puede resultar una señal contundente aunque será un pinchazo más doloroso que el antídoto contra el coronavirus.
El Presidente quiere vacunar a 10 millones de argentinos entre enero y febrero próximos.