Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. En mi nota en la edición domingo de La Voz del Interior, comienzo recordando la impresionante “marea roja” que cubrió las calles de Venezuela para rendirle homenaje a Hugo Chávez –se calcula en unos dos millones de personas– generó un fuerte impacto en la Argentina.
Una encuesta de Ibarómetro para el diario Página 12 mostró que el 67% de los argentinos tiene una opinión buena o muy buena del líder bolivariano, mientras que sólo para el 27% es mala o muy mala. La mayoría de las fuerzas progresistas, con el kirchnerismo a la cabeza, se identificó con los logros del militar venezolano, calificado como “autoritario” por sus opositores.
Rodolfo Terragno (en Twitter: @conterragno), quien en 1974 se refugió en Caracas de la persecución que sufría en la Argentina, advirtió a La Voz del Interior que Chávez “puso en marcha un gran aparato asistencial, que le dio cobertura a millones de venezolanos, pero no corrigió las distorsiones estructurales de la sociedad, por lo que la profunda división entre ricos y pobres se mantiene”.
La presidenta Cristina Kirchner, quien sintió la pérdida del amigo en los años más difíciles de la gestión kirchnerista, transmitió un mensaje que puede ser el eje de sus futuras decisiones. En su cuenta oficial en Twitter (@CFKArgentina), destacó la lucha de Chávez por la “inclusión social” de millones de venezolanos, al tiempo que resaltó que otro camino es posible al que propone la economía de mercado. En palabras más simples, ratificó su convencimiento de que el Estado debe ser el gran ordenador del proceso económico y que las iniciativas privadas deben acompañar.
No sólo comulga con Chávez en las que fueron sus críticas a los medios de comunicación (y la idea de prohijar multimedios afines al Gobierno), sino que aplica también –al igual que Venezuela– el control de precios y del mercado de cambios, aunque aquí no se instrumentó la división entre un dólar oficial y turístico-financiero, que sí existe en la práctica.
¿Adónde vamos? “La falta de competitividad ya casi es intolerable para la industria. Aunque no soy partidario de las devaluaciones, el atraso cambiario es insoportable”, advierte Ercole Felippa, titular de la Unión Industrial de Córdoba, quien se lamenta que “los despidos hormigas sean un hecho en las fábricas”.
El dirigente reconoce que los sectores que están comercializando con Brasil aún tienen la cabeza fuera del agua. Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE, @ibge), la producción industrial se recuperó 5,7% en enero en relación a 2012. Sobre 27 sectores, 18 computaron crecimiento respecto de diciembre, con un alza promedio de 2,5%. Además, por primera vez en 10 meses, el dólar cotizó por debajo de los dos reales. La apreciación del real ayuda en parte a la competitividad local.
¿El Gobierno pondrá en marcha el esquema de tipos de cambio múltiples antes de las elecciones del 27 de octubre próximo?
Difícil, porque el ajuste en las cotizaciones alentaría aún más la inflación. De hecho, Ercole Felippa reconoció que aun cuando la actividad y los costos no están atados al dólar blue (7,83 pesos), varios sectores ajustan sus precios en función de ese valor.
¿Llegará el Gobierno con el congelamiento hasta las elecciones?
“Va a llegar, aunque con problemas de abastecimiento y otras distorsiones, pero va a llegar”, admitió Roberto Lavagna (@RLavagna)en Córdoba el martes último. Apuntó que un problema grave es la falta de inversión, pero sus críticas dispararon contra la caída de la calidad institucional. “Tenemos un presente mediocre”, se lamentó.