Dos primeras consecuencias del «efecto Francisco» (por el nuevo Papa) en la sociedad argentina: más gente en las iglesias católicas durante la Semana Santa y el amago de una campaña electoral más «amigable».
Estos rasgos…
… aparecieron ayer con nitidez. El inicio de la Semana Santa con el Domingo de Ramos mostró templos más concurridos en la Argentina, lo que muestra el fervor que despertó la consagración del primer papa argentino y, de hecho, la figura más influyente que ha dado el país en la historia de la humanidad.
En política, la presidenta Cristina Kirchner (en Twitter: @CFKArgentina) se mostró más amigable el jueves último durante un acto en la Casa de Gobierno, en tanto el viernes último se mostró conciliadora y pidió «superar el odio». Rápida de reflejos, Cristina Kirchner se alineó rápidamente con la figura del nuevo Papa, en un cambio de discurso notable en relación a lo que sucedía antes del 13 de marzo último, cuando se consagró a Jorge Mario Bergoglio.
Para la oposición, es un verdadero desafío el cambio de discurso y estilo que encarna ahora la Presidenta.
Pero la nueva actitud presidencial no fue imitada por la Juventud Kirchnerista de Izquierda, que ayer colgó carteles de figuras políticas argentinas en la Plaza de Mayo e invitó a los que participaron por el acto contra el 24 de marzo de 1976 a «bajá tu propio cuadro», en alusión a la actitud que asumió el ex presidente Néstor Kirchner cuando hizo retirar los cuadros de Jorge Videla del Colegio Militar.