Por Claudio Fantini. A raíz del informe del fiscal Alberto Nisman, que denunció que Irán instaló grupos de inteligencia en América del Sur para cometer actos terroristas, cabe recordar que el acuerdo por la AMIA quedó descompensado y frágil por el lado iraní.

Sucede que en la Argentina ese acuerdo es una cuestión de Estado por tratarse de una iniciativa del Gobierno que cuenta con aprobación del Congreso, mientras en Irán es sólo un decreto presidencial que no pasó por el Majlís (parlamento).

A la descompensación que implica para el acuerdo ser cuestión de Estado en un país y sólo cuestión de gobierno en el otro, se suma la fragilidad que agrega el poco peso específico de la presidencia en la República Islámica, donde por encima del presidente y del Majlís está el líder religioso, con poder de veto sobre todos los decretos que dicte el gobierno y todas las leyes que aprueben los parlamentarios.

De hecho, el liderazgo religioso ha dado por tierra infinidad de decretos gubernamentales y leyes del Majlís. Así paralizó la gestión reformista del presidente Mohamed Jatami y sepultó todas las leyes surgidas del  Majlís cuando tuvieron mayoría los reformistas.

Esa instancia, que detenta la mayor porción del poder, la ocupó primero el fundador de la teocracia persa, Ruholla Jomeini, y hoy la ocupa su sucesor, el ayatola Alí Jamenei. Y de un año o dos a esta parte, lo que perciben los analistas es un alejamiento entre el presidente Mahmud Ahmadinejad y el máximo líder de Irán.

Ahmadinejad era alcalde de Teherán cuando se convirtió en el favorito de Alí Jamenei. Por eso el alto clero chiíta apadrinó su llegada a la presidencia y le brindó un gran respaldo durante su primer mandato.

Pero esa relación se habría terminado. En los últimos meses, se fue haciendo visible el aislamiento de Ahmadinejad dentro de la estructura de poder y, si quedaban dudas, la tensión quedó confirmada en las candidaturas para las elecciones presidenciales de agosto.

En Irán, cualquier persona puede postularse para presidente, alcalde o gobernador provincial, pero existe un ente llamado Consejo de los Guardianes de la Revolución que, finalmente, dirá quién puede y quién no puede ser candidato.

Para la elección en puerta, el Consejo rechazó 678 postulaciones. Quedaron afuera de la contienda todas las mujeres y todos los reformistas, pero también algunos notables conservadores como el ex presidente Alí Rafsanjani y Esfandiar Mashaei, que era el candidato que impulsaba Ahmadinejad.

Dos de los postulantes que sí podrán competir están imputados por la Justicia argentina por la masacre de la AMIA:

■ Mohsen Rezai, ex jefe de la Guardia Revolucionaria.
■ Alí Akbar Velayati, ex canciller considerado ideólogo del atentado en la  Argentina, país al que llama “la segunda Israel”.

Tanto Rezai como Velayati son favoritos del liderazgo religioso, que vetó la postulación del favorito de Ahmadinejad.

Argentina tiene un acuerdo con un presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien pronto dejará su cargo, sin un sucesor que garantice la aplicación de sus últimas decisiones.

Redacción Turello.com.ar

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