Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Héctor Cometto (Periodista deportivo, columnista en los informativos de Teleocho Córdoba). Si cuando escribíamos la columna anterior exaltando la valoración del momento de Belgrano, hubiéramos contado con una victoria ante Boca por 3 a 1, la contundencia de los hechos nos hubiera evitado frases y ejemplos para graficar lo elocuente y evidente.
Todo eso con la lluvia y el terreno barroso del escenario que agiganta la épica, tanto como emociona el muchachito surgido de las inferiores con papel protagónico (Melano) o el grandote desconocido que emerge tironeado por todos hasta convertir un gol fundamental (Aquino).
El guión plantea una contundente adversidad de entrada, con la conexión vertical, precisa y perfecta de dos muy buenas zurdas (Sánchez Miño y Ervitti) cómplices del definidor serial, el implacable Silva.
Es que este Belgrano está para un final con besos, como si el momento histórico lo empujara hacia la ilusión de aspirar a lo máximo. Pero allí nomás aparece la realidad, el arte le da lugar a la fuerza del día a día, y se cruzan All Boys y Unión en los dos próximos pasos, rivales directos del principal objetivo: mantenerse en Primera.
Zielinski y Falcioni compartieron el curso de técnicos y tienen una muy buena relación; sus puntos de vista futbolísticos son muy similares, tal vez sus enfoques de vida también. Estructuran sus equipos con el orden defensivo como premisa fundamental. Hoy, la diferencia puede estar en la creencia absoluta en el sistema y en el estratega que tienen los jugadores celestes, que se contrapone con el del agrietado vínculo del técnico boquense con sus dirigidos.
Alguna vez el psicólogo y futbolero Gabriel Rolón (también muy buen imitador de Sandro en el programa de Dolina) hablaba de la neurosis de destino positiva de Martín Palermo, que le permitió siempre salir de lo peor para llegar a lo mejor. Ese positivismo le permite a Belgrano renacer, si hasta en reserva perdía con Quilmes 3-0 y ganó 4-3. Y siempre acompaña a esa neurosis positiva de destino el azar generoso. Una victoria llama a otra victoria, diría Bianchi.
Zielinski y Falcioni reciben el rótulo de técnicos defensivos, pero en la Argentina es muy difícil subsistir sin esa estructuración. Si hasta River goleó en los dos últimos partidos con la formación supuestamente menos ambiciosa de la era Almeyda, y Newell’s puntea tras haber corregido su déficit en área propia, especialmente de arriba.
Se juega como se vive, y aquí se vive al día, con mil historias y mil histerias. Pero al ganarle a Boca, Belgrano ya saca chapa definitiva, aunque esa chapa hay que lustrarla todos los días con la ilusión, que le da un brillo especial. La ilusión de llegar donde nunca antes ha llegado.