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Por Claudio Fantini. Fernando Burlando tiene todo el derecho a candidatearse en la fuerza política que más le guste. Pero si lo hiciera en la próxima elección, opacaría con una sombra su impactante y eficaz desempeño en el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, en el que fueron condenados los ocho rugbiers participantes de la agresión.
Algunas versiones dicen que Javier Milei está interesado en sumarlo a sus listas.
Pero sería mejor que este abogado, aunque cometiendo excesos y generando dudas sobre la legitimidad de usar la opinión pública como presión sobre los jueces, priorice la importancia que este juicio y la imagen de Fernando.
El joven muerto a golpes en Villa Gesell alcanzó una especial toma de conciencia de la sociedad habituada a la violencia sin sentido.
La tentación de letrado sería la de aprovechar la admiración general conquistada durante el proceso para convertirla en votos.
Que las sentencias a los ocho implicados en el crimen de Fernando Báez Sosa hayan sido cinco cadenas perpetuas y tres condenas a 15 años de prisión, es claramente una victoria de la parte acusadora sobre la defensa.
Lo que está fuera de dudas es que las condenas muestran que los argumentos y las pruebas de Burlando vencieron a la estrategia de Hugo Tomei, el abogado que defendió a los ocho criminales.
Sin embargo, el inteligente y mediático abogado de los padres del joven asesinado hace tres años, reaccionó como si la decisión del tribunal hubiera sido una derrota total de su teoría del crimen.
Ante los primeros micrófonos que se le cruzaron, Burlando disparó que la Justicia había sido débil.
¿Entonces por qué, en su reacción inicial, las tres condenas bajas para quienes no golpearon a Fernando pesaron más que las cinco demoledoras cadenas perpetuas sobre los otros?
En sus primeras declaraciones tras las condenas, el padre del joven asesinado dejó ver su satisfacción y manifestó sentirse aliviado.
Aunque dijo que hubiera preferido más años para los condenados a 15 años, en contraste con su abogado, Silvino Báez Sosa dijo que su valoración de las sentencias es, en general, positiva.
¿Por qué el padre de la víctima reflejó mejor el resultado que el potente abogado que lo representó?Quizás sea por temperamento.
Es posible que la convicción del letrado sobre la contundencia de las pruebas que él había presentado, le haya impedido percibir lo que se veía venir: no habría perpetua para todos.
Lo que sería lamentable es que la exagerada insatisfacción de Burlando tenga que ver con una candidatura.
Más allá de lo que puede resultar controversial, el desempeño de Burlando en este caso fue estelar.
Las grandes mayorías de argentinos se alinearon con su estrategia. Argentina parecía una tribuna ovacionando al abogado que denunciaba con vehemencia la criminalidad de ocho personajes abyectos y obtusos.
Esa ovación puede trastocarse en decepción si lo que viene, junto con las apelaciones que le volverán a dar protagonismo mediático, es una candidatura en las próximas elecciones.