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Por Juan Turello. La fuerte caída del petróleo está provocando cambios en la economía global. El otrora “oro negro” perdió brillo al desplomarse más del 40%: el barril referente de Texas (WTI) cerró ayer a 55,80 dólares. Además, a la baja de la soja, la Argentina agrega sus problemas propios. Veamos.
¿Qué está pasando a nivel internacional con el petróleo? La demanda global de 91 mil millones de barriles diarios es satisfecha por los grandes productores, en un contexto de estancamiento en Europa y Japón, y China desacelerando. Estados Unidos avanza hacia un autoabastecimiento basado en shale oil y shale gas y Canadá, en las arenas bituminosas. El dólar se fortaleció 20% respecto a otras monedas. El fenómeno se llama «oil glut».
¿Quiénes ganan? Estados Unidos, Europa y China, gran demandante. ¿Quiénes pierden? Rusia, y Venezuela, dos aliados de la Argentina.
En ese escenario, estamos mal parados, ya que un dólar más fuerte y cosecha récord en el Norte empujan a la baja los precios de las materias primas. El viento de cola cambió y ahora sopla de frente. La caída del petróleo es un beneficio en el corto plazo para un país que debía importar por unos 12 mil millones de dólares en combustibles, pero es un dato preocupante para el futuro de Vaca Muerta. Podría frenar el ingreso de inversiones (y de dólares).
❝A esos datos hay que agregarles que el acuerdo histórico Estados Unidos-Cuba puede implicar -en el mediano plazo- pérdida de mercado para las pequeñas y medianas empresas, en especial las agroalimenticias, y un Brasil prácticamente estancado este año y para 2015❞, completa Ercole Felippa, vice de la UIC.
Argentina agrega problemas propios. Jorge Day (Ieral) advierte que ❝Brasil compra 20% menos de vehículos fabricados en la Argentina, pero la merma es sólo de 9% para importaciones provenientes otros países❞.
Para septiembre-octubre, Estados Unidos subiría la tasa de interés para evitar mayores estímulos a una economía que ya crece al 3,9%, con inflación de 1,6%, y desempleo de 5,5%, cercano al pleno empleo. La suba de la tasa de los bonos norteamericanos absorberá capitales de los emergentes (Brasil y Rusia, por caso, que ya viven sus propias crisis).
❝Es peligroso usar el tipo de cambio como ancla inflacionaria❞, apunta Mary Acosta (CPCE de Córdoba), tras recordar la experiencia negativa del pasado. Desde la devaluación, hace 11 meses, los precios mayoristas subieron 27,1%; el oficial se ajustó sólo 7%. Las exportaciones cayeron 20,1% en noviembre.
El foco está puesto en sostener las reservas (30.800 millones de dólares), sin corregir los problemas de competitividad que tiene la economía (déficit fiscal, excesiva presión impositiva, inflación, carencia de infraestructura, servicios males y caros).
Está claro: esos problemas eran anteriores a la caída en el valor de la soja y del petróleo.