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Por Juan Turello. Los principales candidatos a presidente de la Nación se sacan fotos de apoyos electorales y hablan desde las tribunas a sus posibles votantes, pero a estos no les interesan esos gestos ni esas palabras.
Hay un profundo abismo entre los mensajes de los postulantes y las necesidades de la sociedad, señala mi nota en La Voz. ¿De qué hablan y qué quieren escuchar los votantes?
Lo más increíble es lo que sucede en torno del ministro-candidato Sergio Massa. De pronto, aparece avalando posiciones y proyectos, que cuestionó cuando se postuló en 2015.
Lo más inverosímil: promete eliminar el Impuesto a las Ganancias para los empleados, cuando hace 13 meses que es titular del Palacio de Hacienda, y nunca realizó una señal en esa dirección.
Mientras, aprueba que un grupo de los trabajadores mejores pagos de la Argentina -agrupados en los sindicatos de camioneros y de petroleros (14 mil en la estatal YPF)- no paguen el impuesto.
Una ironía del proyecto de Massa: castiga a los jubilados, ya que la ANSES recibe parte de la recaudación de ese tributo, mientras favorece a los de mayores ingresos.
Las provincias también son damnificadas por el recorte de sus ingresos debido a la menor coparticipación.
Massa promueve un proyecto para que las Pymes puedan incorporar trabajadores. Las contribuciones patronales estarán exentas por dos años.
Las pequeñas y medianas empresas reclaman cambios impositivos desde hace años; sólo para poder sobrevivir.
“Massa está desesperado”, afirman economistas de la oposición, quienes atribuyen sus proyectos al resultado negativo de las últimas encuestas.
El candidato-ministro dice que, en caso de ser elegido, promoverá un gobierno de unidad nacional, pero no se cansa de denostar a sus oponentes en las múltiples tribunas a las que se trepa diariamente. Increíble.
Las palabras de Patricia Bullrich tampoco entusiasman a sus interlocutores. Primero, su foco era el kirchnerismo; ahora, apunta contra Javier Milei, pero no tiene una iniciativa disruptiva, que sacuda el tablero.
Los ataques contra el líder de La Libertad Avanza terminaron por reafirmar el voto de quienes ya lo apoyaron a Milei, aunque favorecen las dudas entre familias y empresas sobre sus propuestas.
Milei concentró un voto transversal entre individuos y sectores socioeconómicos, que es un resabio de “que se vayan todos”.
El politólogo Jaime Durán Barba es quien más analizó ese fenómeno subterráneo que recorre la sociedad, cuyas conductas son difíciles de medir por las encuestas tradicionales.
Durán Barba afirma que las fotos de acuerdos entre dirigentes y ciertos mensajes no les llegan a los votantes, preocupados por otros temas.
En ese escenario, Juan Schiaretti podría aspirar a marcar diferencias, ya que para avalar sus propuestas puede exhibir tres gestiones como gobernador de Córdoba. Sin embargo, empezó tarde la campaña.
Durante la semana, hubo dos datos que sí interesaron a la población y que sólo recibieron menciones marginales de los principales candidatos.
La inflación en agosto en Córdoba fue de 12,15%; los alimentos aumentaron 17%. Los precios subieron 10,8% en la Ciudad de Buenos Aires.
“Los congelamientos de precios son un chiste”, dijo en Córdoba el economista Juan Carlos De Pablo, ante medio millar de comerciantes que lo escuchaban.
Los palos no fueron sólo para Massa. “La dolarización es una herramienta, es un tema secundario, la clave es reducir el gasto público y achicar el déficit fiscal”, agregó. Esta vez, apuntó contra Milei.
La industria cayó en julio 3,9% en comparación con igual mes de 2022; la construcción retrocedió 5,8%.
Para revertir la debacle de la industria, Massa se apresuró a anunciar la liberación de los permisos de importación, que estuvieron ¿trabados por la falta de dólares o por otros trámites insalvables?
Estas caídas suponen menos trabajo y pérdida de empleo en sectores de trabajo intensivos.
En las tribunas y en las fotos de campaña se habla de otros temas, que no son del interés del ciudadano. Y, por rara paradoja, son claves para el resultado electoral.