Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Domingo Cavallo está en Córdoba, donde dice que «estudia» y se reúne con amigos, a muchos de los cuales conoció en la década de 1980. Varios de ellos lo alientan para que sea candidato a diputado nacional en la próxima elección, pero -señala- aún no lo decidió.
Esta página dialogó con el ex ministro de Economía en su casa del Cerro de las Rosas, de la ciudad de Córdoba. Su aspecto físico no cambió demasiado, aunque su piel refleja más los rigores del invierno norteamericano, donde reside en forma permanente y enseña en la Universidad de Yale, que los calores del verano cordobés. A su lado siempre está su esposa, Sonia Abrazian.
Una síntesis del diálogo sobre tres temas calientes:
Inflación: Tal como está organizada la economía, el Gobierno no tiene margen para detener el proceso inflacionario, porque tiene un gran déficit y debe emitir mucho dinero. Además, hay una inflación inercial, ya que muchos precios tienden a aumentar porque antes aumentaron otros. Es una especie de carrera. El Gobierno va a tratar de interrumpirla o detenerla a través de los controles de precios, pero éstos tienen un efecto bumerán, ya que desalientan la producción y la oferta de bienes, y hacen finalmente que los precios suban muchos más que si no hubieran existido los controles. El caso más evidente es el de la carne. Esto está pasando también con la energía eléctrica, el gas, el transporte urbano y va a pasar con todos los bienes a los cuales les apliquen transitoriamente controles de precios. Esta situación ya la expuse en mi libro Estanflación, de 2008, y los hechos me están dando la razón. Se necesita una política coherente que genere confianza para atacar la inflación.
Dólar: Como hay mucha desconfianza de la gente hacia la moneda (el peso), la gente se refugia en el dólar. Es algo opuesto a lo que sucede en los países bien manejados del mundo, donde hay demasiados ingresos de dólares, por lo que las monedas locales adquieren valor. La gente quiere proteger el valor de sus ahorros, por lo que va al mercado paralelo y paga un precio que está 50% por encima del oficial. Si se dejara que el mercado paralelo se transformara en un mercado financiero libre, habría una cierta mejoría en la transparencia económica, aunque los efectos no serían demasiados diferentes a los actuales. Esto significa que en la economía se va acumulando un gran desequilibrio, por lo que el precio en el mercado oficial el dólar va quedando atrasado, ya que la inflación hace que la moneda se deprecie en términos reales.
¿Desdoblar el mercado del dólar? El Gobierno ha creado en la práctica un doble mercado cambiario, que posiblemente lo termine convalidando declarando que en lugar del paralelo, haya un mercado financiero libre, pero el problema de fondo no se va a resolver. Esto hace que la inflación acompañe el crecimiento del dólar paralelo. ¿Cómo se resuelve esto? Algunos dicen con una devaluación, pero cuando suceda esto los sindicatos van a pedir un aumento de salarios, y van a tener razón. El Gobierno va a tener que decretar aumentos de tarifas, de la electricidad, el gas, de los transportes. ¿Cuál va a ser el resultado? El «Rodrigazo», es decir una explosión inflacionaria. ¿Se puede evitar esto con cierto gradualismo? Bueno, habrá «mini rodrigazos», pero el resultado final será el mismo: una aceleración de la inflación y un agravamiento de estos desequilibrios.
¿Candidato? La próximo elección sería una oportunidad para que me reinserte en la política argentina. Podría ser candidato a diputado por mi propio partido. Debería ser aquí en Córdoba, donde me inicié. Una candidatura no sólo requiere conseguir los apoyos y que la gente me vote, sino también ver si puedo hacer algo en el Congreso en favor de resolver los problemas de Córdoba, pero estos tienen que ver con el desmanejo de la política que se está haciendo a nivel nacional. Estoy pensando el tema, pero no tengo una decisión tomada, tengo que evaluar si mi presencia -apoyada por los cordobeses- me va a dar más fuerza para participar en el debate nacional como lo hice, creo que con efectos positivos, en el período 1987-1989.