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Por Claudio Fantini. Si bien habrá segunda vuelta, Michelle Bachelet logró una victoria contundente. El hecho de haber sumado a su coalición al Partido Comunista y haber propuesto: una reforma tributaria y la equidad en los sistemas de educación y salud, sugiere un giro hacia la izquierda.
¿Por qué ganó Bachelet?
1. Las desventuras de un oficialismo gris
El camino hacia la respuesta puede comenzar en el gobierno saliente. Sebastián Piñera dejará la presidencia con alto crecimiento económico y bajísima inflación. En su gestión no hubo grandes escándalos ni cometió errores de magnitud. Sin embargo, el mandato concluye con niveles bajísimos de aprobación.
De guiarse por las encuestas, el gobierno de la centro-derecha ha sido pésimo, sin embargo, ha sido razonable y mantenido a Chile en la senda por la que transita desde hace décadas. La razón de que una gestión razonable termine con tan poca aprobación es que, si bien Piñera ha demostrado ser un empresario talentoso, demostró también ser un político sin talento.
La imagen gris de su gobierno explica en parte la derrota. La otra parte de la explicación está en que Evelyn Matthei es una candidata de descarte.
● Nota: El candidato natural era Laurence Golborne, el ministro de Minas y Energía que se lució en el rescate de los mineros atrapados en la Mina San José, pero que vio esfumarse su apoyo electoral en dos escándalos: el caso Cencosud (mal manejo de esa empresa bajo su conducción) y la sociedad no declarada que tenía en las Islas Vírgenes Británicas. La candidatura pasaba entonces naturalmente al ex ministro de Economía Juan Pablo Longueira, pero este respetado dirigente de la UDI renunció sorpresivamente a la postulación por sufrir un cuadro depresivo.
Quedó entonces la candidatura en manos de Evelyn Matthei, una figura demasiado ideologizada y thatcheriana para un país en el que las ideologías han dejado de ser trincheras en guerra.
2. Los aciertos de Bachelet
Pero el triunfo de Michelle Bachelet no se explica sólo en las desventuras y traspiés del oficialismo, sino principalmente en sus propios aciertos. Lo que dijeron las urnas el domingo es que la centro-izquierda ha leído mejor el momento actual de la evolución económica y social de Chile. Y el desafío en esta instancia es el salto del crecimiento al desarrollo, porque la evolución de la economía en las últimas dos décadas ha modificado la sociedad, con un notable crecimiento de la clase media.
Las presidencias de los socialistas Ricardo Lagos y Bachelet fueron pragmáticas, para afianzar el salto económico que el país necesitaba. En ese momento, el pragmatismo implicaba postergar reformas que generaran equidad social.
Pero en este tramo, el pragmatismo impone lo que vienen proponiendo Bachelet y Lagos, su principal asesor. En palabras del analista político Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales, se trata de una propuesta “cabalmente socialdemócrata” que no pone en riesgo el marco macroeconómico.
Interpretando la nueva realidad de la sociedad chilena, Bachelet intentará, sin caer en metodologías confrontacionistas, la reforma tributaria que permita al Estado sacar bienes como pensiones, educación y salud de los mecanismos del mercado, para convertirlos en prestaciones garantizadas y brindadas con mayor equidad.
Chile acaba de adelantar su aprobación a esta interpretación de la necesidad del momento histórico. Que Michelle Bachelet no haya podido imponerse en primera vuelta muestra, en todo caso, que esa aprobación conlleva una exigencia: que el país avance por el camino de la reforma con sensatez, diálogo y moderación.●