Por Gastón Utrera (Economista, titular de la consultora Economic Trends SA). En 13 puntos señalo que es posible evitar el incremento generalizado de los precios, sin frenar el crecimiento económico de la Argentina.
A saber:
1.- La inflación actual, del orden del 25% anual, está generada por (a) una combinación de política fiscal deficitaria con política monetaria de alta emisión de dinero, y (b) por un proceso de inercia inflacionaria, que hace que expectativas de inflación del 25% generen pedidos de ajustes de contratos, precios y salarios por 25%, produciendo una inflación del 25% que convalida las expectativas iniciales y regenera el proceso.
2.- Varios fenómenos monetarios están favoreciendo al Gobierno nacional, que puede emitir dinero al 40% anual y generar una inflación de “sólo” el 25% anual. Uno de esos procesos es la pesificación de la economía, que aumenta la demanda transaccional de pesos para operaciones como las inmobiliarias. Estos procesos no durarán indefinidamente, lo cual debe ser considerado por una política antiinflacionaria.
3.- Instalar la idea de que es posible bajar la inflación sin frenar la economía. Lo contrario es el razonamiento habitual, en oficialismo y oposición, de que política antiinflacionaria es sinónimo de ajuste recesivo. El mundo aprendió, durante los últimos 20 años, cómo bajar una inflación alta sin frenar la economía (Argentina lo hizo en 2003 y 2004).
4.- Reformar la Carta Orgánica del BCRA para restituir la misión de preservar el valor de la moneda, estableciendo un esquema de metas de inflación con responsabilidad del Congreso en la fijación de los objetivos inflacionarios, con cláusulas transitorias que fijen los objetivos de inflación de 20% en el primer año (+/-2%), 15% para el segundo año (+/-2%), 10% para el tercer año (+/-2%) y 5% para el cuarto año (+/-2%). Debe incluir cláusulas de rendición de cuentas del Directorio del BCRA ante el Congreso, con posibilidad de remoción en caso de incumplimientos (el debate sobre si los esquemas de inflación deberían incluir otros objetivos es un debate para países con décadas de estabilidad de precios, no para Argentina).
5.- Si bien a largo plazo sería deseable imponer límites muy estrictos a la posibilidad de Adelantos Transitorios del BCRA al Tesoro, y directamente impedir la transferencia de reservas al Tesoro, deberían mantenerse los márgenes actuales para no poner en riesgo la maniobrabilidad del período de estabilización.
6.- La emisión monetaria, que estará dada por la compra de dólares y la financiación del déficit fiscal, debería ser decisión autónoma del BCRA, debiendo el Tesoro Nacional reducir el déficit fiscal al monto financiable con la emisión prevista en el programa monetario. En lugar de una política monetaria dominada por la política fiscal, se pasaría a una política fiscal dominada por la política monetaria. Ayudaría al proceso de desinflación con el menor ajuste posible en el ritmo de emisión monetaria la creación de billetes de $ 500, ya que esto produciría una mayor demanda “artificial” de pesos por el efecto que se genera al buscar, por ejemplo, $ 100 pesos en un cajero automático y tener que salir con múltiplos de $ 500 en los bolsillos. Recién una vez reducida la inflación, tendrá sentido equilibrar mejor la gama de denominaciones, emitiendo mayor proporción de las denominaciones menores a $ 500.
7.- Los subsidios deberían ser la variable de ajuste de las cuentas públicas al déficit financiable con emisión monetaria compatible con los objetivos inflacionarios. Un incremento en su monto por debajo de la inflación, para ir licuando su monto real, implicará aumentos de tarifas por encima de la inflación.
8.- Para evitar impacto negativo sobre la actividad económica es necesario calibrar adecuadamente las política macroeconómicas (políticas fiscal y monetaria) con las políticas de ingresos (puja distributiva y expectativas inflacionarias). El esquema de metas de inflación debería coordinar expectativas decrecientes de inflación, y una adecuada coordinación de las negociaciones salariales debería calibrar el ajuste de salarios con los objetivos de inflación. Con salarios creciendo menos, pero sin rezagarse con relación a la inflación, el consumo no se detiene.
9.- Adicionalmente ypara evitar impacto negativo sobre la actividad económica como consecuencia de atraso cambiario, debería continuarse con la política de dólar administrado, que funcionó adecuadamente durante 2008 y 2009, subiendo tipo de cambio oficial en torno al 20% anual, lo que estabiliza tipo de cambio real con inflación del 25% anual (en la medida en que Brasil continúe con inflación del 5% anual y estabilidad cambiaria). Con aquella tasa de suba del tipo de cambio oficial, la competitividad cambiaria comienza a recuperarse en cuanto la inflación comienza a reducirse.
10.- Para que funcione la coordinación de expectativas es necesario un índice oficial creíble de inflación. Podría pensarse en un IPC Nacional medido por INDEC, con nuevas autoridades concursadas, y una comisión de universidades nacionales auditando las metodologías y los procedimientos. El CER debería seguir asociado al IPC Buenos Aires, y generar una nueva unidad de indexación atada al IPC Nacional para nuevas emisiones de deuda indexada.
11.- La marcha atrás en las restricciones a las compras de dólares debería realizarse de manera gradual, una vez que la inflación haya comenzado a bajar, la competitividad cambiaria haya comenzado a recuperarse y el saldo de balanza comercial haya comenzado a recuperarse de manera genuina.
12.- Para frenar el proceso de deterioro de la cobertura de la base monetaria con reservas que se produce cuando el Tesoro toma reservas del BCRA para pagar vencimientos de deuda pública será necesario volver a los mercados financieros internacionales para refinanciar esos vencimientos a tasas razonables. Eso requiere; (a) lograr fallo en Nueva York que establezca la misma forma de pago para los bonistas que no entraron a los canjes de deuda de 2005 y 2010 que para quienes sí aceptaron aquellos canjes; (b) acordar con el Club de París para el pago de la deuda en default; (c) comenzar a pagar los juicios perdidos en el CIADI; y (d) explicar al mundo cuál será la estrategia para revertir los desequilibrios macroeconómicos, bajar la inflación, mejorar la competitividad, alentar la inversión y regenerar un proceso de crecimiento económico.
13.- El restablecimiento de las relaciones financieras internacionales, la reducción de la inflación, la correcta calibración de salarios, precios y tipo de cambio, la mejora de la competitividad cambiaria y un mejor clima para la inversión productiva deberían generar un impulso a la actividad económica, aumentando la demanda agregada pero también la oferta agregada. Se trataría de una combinación virtuosa de menor inflación y mayor crecimiento económico.