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Por Juan Turello. Sergio Massa siempre encontró conejos en la galera, antes de que el Banco Central se quede sin reservas líquidas y tenga que devaluar el peso en forma drástica, señala mi nota en La Voz.
En lo que va del mes, el ente monetario se desprendió de más de mil millones de dólares, y de 1.500 millones entre octubre y noviembre; el 30 por ciento de lo que ingresó en septiembre.
Massa lanzó una segunda versión del “dólar soja”, con la que espera recaudar 3.000 millones, según el acuerdo con cerealeras y exportadores, sin el apoyo de los productores, cuyas cosechas ya se liquidaron en la práctica. ¿Qué viene?
Cálculos oficiales estiman que las grandes comercializadoras tienen en custodia unos 11 millones de toneladas de soja, cuando para esta época retenían algo más de la mitad de esa cantidad.
Los sectores más duros del kirchnerismo, en especial, La Cámpora, cuestionan haberles otorgado el dólar que pidieron.
Sospechan, por otra parte, que los productores retendrán las próximas cosechas de soja y de maíz, a la espera de otro dólar diferencial.
Para los economistas, los anuncios son similares a un “dólar mantero”; sin cambios estructurales, sirve hasta que se acaba la mercadería ofrecida.
Análisis que circulan en ámbitos financieros calculan que el dólar de equilibrio debería tener un piso de 350 pesos y un techo de 430 pesos, en base al circulante de pesos.
Los sorprendentes movimientos de Massa no terminan ahí: decidió tomar toda la deuda que sea posible con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.
Destrozó el mito del “desendeudamiento”, que ya no era tal por la enorme deuda en pesos generada por el Banco Central -vía Leliq y pases con los bancos- y por el Tesoro nacional, por la colocación de bonos.
La herejía del ministro de Economía se completa con la reiterada promesa formulada a empresarios y a entidades sectoriales, de que cumplirá el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese compromiso implica aumentar las reservas, sea vía deuda, “dólar soja”, “dólar Qatar” o alguno de la veintena de tipos de cambio que rigen hoy; reducir el déficit fiscal a 2,5 puntos del producto interno bruto (PIB) y no emitir.
Los grandes inversores no están dispuestos a depositar sus ahorros en pesos en colocaciones que vayan más allá del recambio presidencial en 2023.
La renovación de deuda de las últimas semanas no fue por la totalidad de las obligaciones; los pesos liberados fueron a la compra de divisas.
Fuentes vinculadas con las operaciones bursátiles revelaron que el Gobierno sugirió a las empresas moderar las compras de contado con liquidación (CCL), que sirve para llevar dólares a una cuenta en el exterior.
Las firmas productoras de alimentos y de productos de limpieza y tocador rehúsan colocar artículos de Precios Justos en el interior, ante el temor de que el Gobierno no les entregue las divisas para importar insumos y bienes intermedios.
Las 24 entidades de la producción de Córdoba -encabezadas por los metalúrgicos (Gustavo Del Boca)- y legisladores nacionales pidieron una audiencia a Massa, ante la falta de piezas para producir.
Los industriales cordobeses quieren hablar con el mago de los conejos, para saber qué solución tiene para ellos.
Massa ya dio una pista a las Pymes bonaerenses: podrán pagar las importaciones con dólares propios (declarados o no), a cambio de rebajas impositivas, que aún no precisó.
Desde IDESA, la economista Virginia Giordano afirmó que “lo peor está por venir en materia de inflación”, por el actual nivel de precios y los pesos volcados al mercado para refinanciar deuda del Banco Central (Leliq y pases) y por la compra de bonos del Tesoro, cuya cotización se desmorona.
Una buena actuación de Argentina en el Mundial no tapa los problemas, pero ayudaría a cambiar el humor colectivo. En caso contrario, aún no es cuantificable su impacto social y en la economía.