Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Hay tres fotos -La discusión Macri-Schiaretti; el avión a Chile y las compras en el súper-, además de una publicidad -«correr a las 3PM»-, que revelan el verdadero costo argentino, a partir del peso de los impuestos y otros gravámenes sobre la actividad económica, señala mi nota en La Voz.
Repasemos cada uno de los temas.
1. Macri y Schiaretti discuten. La excelente relación del Presidente con el gobernador mostró una fisura en la previa del lanzamiento de la campaña. Macri mencionó en tres ocasiones el impacto negativo del Impuesto a los Ingresos Brutos (IIBB) delante de su anfitrión en el Aeropuerto Taravella. Dijo: “es alto el nivel de IIBB en Córdoba”; pidió bajarlo para el hub de Aerolíneas y en los créditos hipotecarios. Schiaretti respondió que eso sucederá cuando la Nación le reintegre a la Provincia lo que le corresponde por la coparticipación federal y cuestionó los impuestos nacionales al cheque y al campo (retenciones). No se quedó ahí. Apuntó contra la política oficial: sostuvo que los créditos hipotecarios se deben indexar por el salario y no por la inflación, y pidió que los bancos bajen la tasa de interés.
2. “Correr a las 3PM”. Una de las publicidades más difundidas por estos días parece darle la razón a Schiaretti. Uno de los bancos líderes sugiere colocar el dinero a plazo fijo o en otras inversiones y dedicarse “a correr a las 3PM”, algo así como despreocuparse de los avatares que implica sostener un negocio o actividad productiva. Los analistas consideran que “la bicicleta financiera” seguirá pedaleando, mientras la tasa de los plazos fijos o las Lebac cubra la inflación y uno pueda pasarse luego al dólar. La divisa se incrementó 6% en el año, la mitad de la inflación. Los analistas sugieren que esa bicicleta seguirá dando resultados si el dólar no supera los 19 pesos a fin de año. El Gobierno prevé que cotizará a 17,92 pesos.
3. El avión a Chile y el súper. Aerolíneas anunció que incrementará sus vuelos a Chile con tres frecuencias semanales desde el hub (centro) Córdoba. El objetivo “es traer más chilenos a la Argentina”. El resultado puede ser exactamente al revés si los productos electrónicos, informáticos y la ropa siguen siendo más baratos en los shoppings de Santiago que en la Argentina. Los riesgos de nevada en la alta montaña han paralizado –por ahora- las caravanas de argentinos al vecino país. En Buenos Aires, hubo esperas de seis horas para comprar en supermercados que ofrecían hasta 50% de descuento a través de la tarjeta de Banco Provincia.
La bicicleta financiera –“correr a las 3PM” (la publicidad más difundida)- le gana a los costos de sostener un negocio o desarrollar un emprendimiento.
Todos estos elementos demuestran que:
Argentina es un país caro en dólares, que es la moneda de referencia en el comercio global.
Que es más conveniente colocar el dinero en una inversión financiera que afrontar los costos y riesgos que supone abrir una empresa o destinar tiempo y esfuerzo en un emprendimiento. El dinero a plazo fijo rindió 42% en los últimos 18 meses; las Lebac, 53% y el dólar, 26%, según cálculos de Gonzalo Gómez Pizarro (Argentina Valores). Salvo el dólar, los otros rendimientos estuvieron por encima de la inflación.
El “blanqueo laboral” que plantea el Gobierno incluiría un perdón impositivo por los años no aportados y la reducción de las cargas para Pyme y microemprendedores. Uno de cada tres argentinos está hoy en la informalidad. Pero, además de los impuestos, pesa la “industria del juicio”, que se ha incrementado por accidentes o reclamos laborales.
Bajar el “costo argentino” no será fácil, ya que ello supondrá más eficiencia y productividad en el Estado, entre otras medidas. Sólo un botón de muestra: los gremios aeronáuticos se oponen al desembarco de las compañías low cost (bajo costo), aunque ello signifique más puestos de trabajo. Medir el trabajo en las oficinas públicas será una batalla costosa.
La economía no es una ciencia exacta, pero se rige por principios. El sobrecosto alguien lo paga. No hay almuerzos gratis, mal que pese.