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Por Juan Turello. Un “cisne negro” cambió la discusión política; obligó a un temprano cierre de campañas y colocó en un segundo plano la crisis económica, cuyos primeros esbozos de solución se conocerán con el resultado de las Paso, señala mi nota en La Voz. La inflación, que preocupa al 90% de la población, quedó opacada a pocas horas de un resultado que es mucho más que una elección primaria de candidatos. Repasemos.
El hecho imprevisto y de gran impacto fue el asesinato por motochorros de una alumna de 11 años en Lanús, provincia de Buenos Aires, en una combinación de delincuencia y marginalidad con consumo de drogas e ineficiencias de la Policía y de la Justicia.
A ese “cisne negro” se sucedieron otras dos muertes violentas en el conurbano bonaerense y la de un manifestante en el Obelisco, que pusieron a la inseguridad en el eje del debate público.
Sergio Massa llevó adelante su campaña sin referencias concretas sobre cómo revertirá el proceso inflacionario, que se volvió a acelerar en julio, por encima del 6% registrado en junio, y en los primeros días de agosto.
Las empresas rechazan una actualización de sólo 3,8% para unos 2.000 productos de Precios Justos, y del 5% para el universo restante.
Las consultoras y bancos privados estimaron una inflación de 7% en julio y prevén 8% para agosto.
Massa se proclamó como el candidato que mejorará el salario real, cuando la caída se profundizó desde que inició su mandato el 3 de agosto de 2022.
El “ministro de la producción”, quien trata de disimular la crisis desde las tribunas de campaña, deberá explicar el parate que es palpable desde el segundo trimestre.
La producción industrial retrocedió 1,3% en junio sobre mayo y 2,3% en la comparación interanual, informó el INDEC.
La construcción tuvo en junio su tercera caída consecutiva, con una baja de 2,8% sobre el mes precedente.
La inflación se recalienta; la actividad económica decae (en mayo retrocedió 5,5% sobre 2022, según el último dato oficial) y el dólar libre se dispara por la incertidumbre que sobrevendrá tras las elecciones primarias.
Sin embargo, hay un dato que parece contradecir la crisis que revelan ciertos indicadores. Existe un boom en los espectáculos musicales y deportivos, entre otros.
Luis Miguel realizó 10 shows con localidades agotadas y prevé otros tres para marzo de 2024; Taylor Swift ya vendió los asientos de sus tres presentaciones en River Plate y, en el plano local, los espectáculos de cuartetos colmaron rápidamente sus espacios.
Los estadios de River Plate, Talleres, Boca y Racing de Avellaneda, con una capacidad de más de 50 mil personas, lucieron colmados en los últimos partidos.
¿Cómo se entiende shows y estadios colmados en plena crisis económica y con caída del ingreso?
La mejor explicación la dio el analista de consumo Guillermo Oliveto.
En un reciente artículo periodístico señaló: “Es un consumo de cortísimo plazo; es un ansiolítico para tapar la angustia y el malestar”.
Y explica: ”Esta es una sociedad que no tiene imaginario de futuro; piensa que 2024 va a ser peor y no se puede ni imaginar 2025. La frase que lo sintetiza es ‘si no te das un gusto, vas a vivir triste’”.
El fenómeno no es sólo local: un relevamiento de la consultora internacional Accenture, realizada a más de 10 mil personas de 16 países, señaló: “Ocho de cada 10 consumidores creen que están viviendo un período de volatilidad y crisis económica global, pero están dispuestos a gastar más en ocio y en bienestar que antes”.
En Argentina, desde este lunes comienza otro debate.