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En su último discurso como Presidenta ante el Congreso, Cristina Kirchner no realizó grandes anuncios económicos, al contrario de las expectativas previas que habían lanzado voceros del oficialismo. Quedaron para otra oportunidad mejoras en la AUH y Sube, Ganancias y facilidades para la compra de casas y autos.
En cambio, registró un empate en dos de verdaderos, falsos y exagerados en los datos que brindó en su discurso de 220 minutos –uno de los más extensos-, según las cifras verificadas por Chequeado.com
Al abrir las sesiones del 133° período ordinario de sesiones (aunque olvidó pronunciar la frase formal de dejar inaugurada las deliberaciones), la jefa de Estado volvió en sus críticas hacia la acusación del fiscal Alberto Nisman e insistió en que las decisiones del “partido judicial”, que ella imaginó, están fuera de la Constitución.
Se enfureció al ver los carteles de legisladores de la oposición que pedían abrir los archivos de la causa AMIA; dijo que defiende este tema desde 1994 y pidió que las miradas se dirijan hacia “otro sector” (la Justicia; estaba allí el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti) en relación a la investigación de ese atentado y al de la embajada de Israel.
En sus numerosas comparaciones, insistió en vincular los datos actuales con los que provocaron la crisis 2001-2002, o en referencia al inicio del mandato de Néstor Kirchner, el 23 de mayo de 2003, pese a que el oficialismo cuenta ya con casi 12 años de ejercicio del Gobierno.
La oposición le achacó el tono de la última parte –se alejó de la mesura inicial-, además de que no hiciera mención a los temas más urgentes para la sociedad: inseguridad, inflación, desempleo y narcotráfico.
Los anuncios económicos estuvieron referidas a futuros proyectos de ley, que tendrán que ver con la estatización de la administración de los ferrocarriles argentinos, el impulso a los pagarés bursátiles, inscripción de patentes industriales y parques industriales.