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Por Eugenio Gimeno Balaguer. Es difícil “desaprender” los comportamientos que en el pasado nos condujeron al éxito. Por caso, hablar en vez de escuchar; evaluar en forma discriminatoria; hacer las cosas por sí mismos; tomar las decisiones individualmente en lugar de pedir otros puntos de vista.
Existe todo un conjunto de comportamientos que fueron muy funcionales en la organización jerárquica, pero que son inútiles en una organización más “horizontal”, con mayor capacidad de respuesta y más sustentada en el empowerment.
Cuando se logra alinear los recursos alrededor de una visión compartida, las personas tienden a tener aspiraciones más altas. El trabajo se convierte en parte de una búsqueda de propósitos mayores, que se materializan en los productos y servicios de la organización.
Las organizaciones basadas en el empowerment se caracterizan por la confianza y un amplio, claro y efectivo sistema de comunicaciones.
La pregunta que todos los líderes se están planteando con aparente éxito es: ¿cómo hacemos para cambiar organizaciones que han tenido un éxito relativo pero, de continuar actuando hoy como lo hicieron durante los últimos cinco años dejarán de existir?
El nuevo paradigma es el “des-aprendizaje”, que implica el “re-aprendizaje”, que incluye los componentes que ya se mencionaron: alineación de recursos, creación de una nueva cultura y delegar con autonomía responsable. Además, tienen capacidad de decisión y sentido de la obligación. Viven en una cultura basada en el respeto, en la que pueden hacer cosas sin obtener el permiso previo de una “figura paterna”.
Si no dejamos “lo viejo” para re-aprender , corremos el riesgo de desaparecer.