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Por Eugenio Gimeno Balaguer. Ser profesor en una universidad de Barcelona me ha permitido observar, pese a la tan mencionada crisis, un consumismo a ultranza, especialmente en la juventud. En este país, al igual que en otros desarrollados, hay un exceso de producción que no se rige por la demanda. Se rige por la oferta que el sistema crea para posteriormente inducir la necesidad de productos y servicios, a veces totalmente superfluos.
En esta realidad la juventud, y los no tan jóvenes, se acostumbraron tanto a esa codicia consumista que les parece que siempre ha existido.
Los inicios de la economía de la oferta
Hace más de un siglo y medio a los dueños de las tiendas precursoras de la revolución comercial, los escritores (de entonces) les llamaban peyorativamente “traficantes en deseos”. A ellos les irritaba el uso de la mercancía como tentación. En esa época las mercancías se guardaban en cajas y ante la necesidad manifiesta de un demandante salían de ellas.
Con el tiempo cambió el paradigma en las grandes tiendas. Se produjo el llamado “strip-tease comercial” incentivado por la nueva creación: el vidrio. El producto se puso delante del cliente y provocó el deseo consumista, de una forma tentadora que para para la época era: la prostitución, de prostituire. Párrafo aparte merecería hoy internet.
Esto fue el inicio de esta economía de la oferta donde la publicidad pasa a ser un componente esencial para producir sujetos deseosos que se frustran si no acceden a lo que tiene el vecino. La “superación” de la decepción es comprar y de a poco se convierte en adicción. ¿Nos contagiaremos de esta realidad?
¿Crisis? ¿what crisis?
Si bien la gente sigue quejándose (de los políticos, los precios, el desempleo, la corrupción) sobrevuela una especie de optimismo por el futuro. No se advierten grandes variaciones en la vida cotidiana no se ven grandes variaciones. Hay ventas, ofertas, tránsito, como si la crisis que se expresa no fuera tal.
Estudiantes latinos, sin argentinos
En las universidades las maestrías (cuya costa oscila entre los 15.000 y 26.000 euros) tienen más alumnos latinoamericanos que nunca, en especial peruanos, colombianos y bolivianos. Casi ningún argentino.
Sábado de trueque y descarte
Los sábados son los días elegidos por los ciudadanos para cambiar o descartar aquellos bienes del hogar que ya no se utilizan. En muchas veredas al recorrerlas se pueden ver desde juegos de living y dormitorios completos hasta artefactos varios como heladeras, computadoras u otros elementos que uno aquí recogería para cambiar por los propios.
Dos perfiles
Hay dos perfiles bien diferenciados en esta coyuntura:
Los conservadores, cuyos padres vivieron la guerra civil. Toman conciencia de las dificultades presentes y tienen un comportamiento cauteloso.
Los preocupados pero no tanto, segmento constituido por jóvenes y adultos que alcanzan hasta los cuarenta. No toman conciencia de la situación, temen por el empleo, pero no se hace tanto problema. La seguridad social cubre cualquier emergencia.
Cataluña bajo la lupa
España como cualquier país tiene características regionales muy marcadas y Cataluña tiene las suyas. El próximo 9 de noviembre buscará acercar los fundamentos para su autonomía a través de la consulta popular.