Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Rosa Bertino (Periodista especializada en temas de Espectáculos). En su regreso a la televisión, más precisamente a Canal 13 y con Periodismo para Todos (PPT), Jorge Lanata se concentró en los yerros de Cristina Kirchner.
La última y sonora entrega se convirtió en la más contundente munición en contra de la Presidenta al aludir a #LarutadeldineroK, como se denominó el elemento convocante en Twitter. También se rumorea que, ante el riesgo de que la reforma judicial no tuviera convocatoria suficiente para el cacerolazo, hubo que adelantar la presentación del informe al domingo previo al 18 A, que es hoy.
Como analistas de la farándula y su obscena sobreexposición, preferimos abocarnos al impacto del informe de Lanata. Fue tan grande, que logró desplazar por completo al de por sí tibio debut de Vecinos en Guerra (Telefé).
Tanta repercusión, ¿obedece a un genuino interés por saber más del entramado cuasi mafioso de la familia presidencial? ¿O tiene que ver con el aprovechamiento mediático de los maridos de dos conocidas vedettes?
Todo indica que el grueso de la audiencia se sintió más atraída por lo segundo, que por lo primero. No en vano el tema fue pasto de los chimenteros.
Pasto para los chimenteros
■ Fariña > El indescriptible Leo Fariña, pareja de la voluptuosa Karina Jelinek, eligió a Intrusos (América TV) y a su conductor, Jorge Rial, para hacer su descargo. Su autodefensa ribeteó en el teleteatro, cuando le tiró la pelota al hasta ahora ignoto Federico Elaskar.
■ Rossi > En el caso de Fabián Rossi, mucho menos conocido, las cámaras prefirieron perseguir a su mujer, Ileana Calabró. Esta no dudó en mostrarse a cara lavada, con tal de convencer que ignoraba las andanzas de su marido. La actuación de las hermanitas Calabró (Marina es la otra), en su rol de puras y castas ciudadanas antiK sorprendidas en su buena fe, fue magistral.
A cierto tipo de gente las reúne la tele, la vía ideal para promocionar autos, casas y cuerpos, y hacer negocios. En ese contexto, nos preguntamos si es lícito tildar de empresario a Leo Fariña. ¿Quién es, a qué se dedica, cuál es su personería jurídica? ¿Se puede calificar de “empresarios” a quienes atienden en bares y hoteles, y cuyas “oficinas” consisten en varios teléfonos celulares?
Sería muy valiente y auspicioso que Jorge Lanata se dedicara a auténticos empresarios que rodean al poder K. Un Sebastián Esquenazi, por ejemplo, y preguntarle cómo YPF pudo perder tanta plata en sociedad con Repsol. Si bien está casado con la ex modelo y panelista Analía Franchín, a Esquenazi nunca lo persiguen los paparazzi ni los periodistas de investigación. Otro tanto se podría decir de Matías Garfunkel, Eduardo Eurnekian, Daniel Villa o de algún apellido relacionado con Electroingeniería.
Parafraseando al Piñón Fijo que hacía Gasalla: “A esos … ¡nunca lo tocarán!”.