Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Más que a las acusaciones de corrupción y a la rebeldía de Hugo Moyano (CGT) y de la clase media, Cristina Kirchner le teme a los despidos. Si el empleo empieza a flaquear, el «modelo productivo y de inclusión social» no es creíble en el relato.
El parate en la obra pública (no hay proyectos en marcha y los actuales se pagan en cuentagotas) y en las industrias no tardará de trasladarse al comercio y los servicios. Por caso, ya lo siente el sector inmobiliario. Las ventas cayeron 65 por ciento en el segundo trimestre, según el informe del Cedin.
Los datos fueron presentados en el Colegio de Corredores Inmobiliarios (CPCPI), cuyo titular, Edgardo Calás, no oculta la preocupación que las operaciones se podrán realizar únicamente en pesos desde noviembre. “El que tenga un ahorro en dólares, no lo va a liquidar en el mercado oficial; va a seguir sentado sobre los billetes a la espera de que se aclare el panorama”, dijo, a tono con la fría tarde del anuncio presidencial. Una menor actividad significa una mayor baja en la construcción.
La venta de vehículos se paró. En el primer semestre se patentaron en Córdoba 355 unidades menos que en 2011 (0,8 por ciento). Pero lo grave es que la tendencia se agravó en junio: el registro de autos y camiones retrocedió 19 por ciento en relación a un año atrás.
Renault, Fiat e Iveco ensamblaron 25 mil unidades menos en el primer semestre en relación a 2011, con una caída mayor que la registrada en el resto del país. Brasil fue determinante.
Ante este panorama, políticos y empresarios se preguntan si el kirchnerismo no resucitará el viejo proyecto de Eduardo Duhalde de fijar una «doble indemnización» para evitar que las empresas decidan recortar sus planteles.