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Por Juan Turello. Luego de dos semanas de minicorridas, el Banco Central parece haber logrado en las últimas jornadas cierta calma con respecto a la cotización del dólar. ¿Por qué el dólar aparece incontrolable pese a que las tasas que paga el Banco Central están alrededor del 70 por ciento, casi igual que en el peor momento de la crisis de octubre de 2018?, señala mi nota en La Voz.
El valor de la moneda norteamericana expresa hoy las expectativas negativas sobre la actividad económica –en enero registró la novene baja mensual consecutiva- y la alta inflación, además de la incertidumbre electoral. La posibilidad de que Cristina Kirchner sea elegida genera temores en los agentes económicos por sus posiciones en favor de una política estatista y dirigista. Por contrapartida, los resultados del plan de Mauricio Macri no entusiasman.
Las consultoras trabajan con una inflación proyectada para este año de entre 35 y 39%. La tradicional encuesta de la Universidad Torcuato Di Tella arrojó una mediana de 40% para los próximos 12 meses.
“Las razones de la inflación en la Argentina son multicausales”, sostuvo José Simonella, titular del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba, al presentar el último informe.
En pocas palabras, “la política monetarista que aplica el Banco Central, con el apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI), es insuficiente para la Argentina, que, además del bimonetarismo, tiene una cultura inflacionaria en sus decisiones”, agregó.
El precio de los servicios regulados aporta lo suyo: aumentan las naftas, el gas natural y la luz. La inflación de costos golpea a productores y comerciantes.
Pero no a todos les va mal, más allá de la ciclotimia que suelen exponer analistas y hombres de negocios en sus diagnósticos. La actividad comercial en Marcos Juárez y Villa María no acusa los mismos resultados que en el centro de Córdoba. Influyen los resultados del campo.
De hecho, en términos desestacionalizados (sin incluir los factores temporales), la actividad económica aumentó en diciembre (1%) y en enero (0,6%) en relación con los meses precedentes, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Por supuesto, en la comparación interanual la actividad cayó 6,6 y 5,7%, respectivamente.
Que haya una mejora en términos desestacionalizados, implica que hay sectores que están algo mejor con respecto a los meses anteriores.
Por caso, la cosecha récord en volumen y rindes que se está levantando ya bloquea los principales accesos a los puertos de Rosario. Se estima que los granos obligarán a unos 6 millones de viajes. Esto mejorará la demanda de maquinaria agrícola, de camiones y de neumáticos, generará una mayor actividad en los talleres mecánicos y en el comercio de cercanía, etcétera.
No a todos les va mal en la feria. ¿Alcanza a todos? No, si las condiciones generales de la macroeconomía no mejoran.
Los que más sufren son los núcleos urbanos. Entre desocupados y subocupados demandantes, la crisis afecta a uno de cada cinco trabajadores en el conurbano bonaerense. La pobreza en el Gran Córdoba golpea a 563 mil habitantes; 122 mil de ellos no alcanzan a comer una ración mínima de alimentos.
Mauricio Macri afirma que “nadie la tiene fácil en el mundo”. Es cierto. Basta ver los reclamos de los “chalecos amarillos” en Francia y de amplios sectores en Alemania, dos potencias de Europa.
Pero el “mejor equipo de los últimos 50 años” demostró impericia en el manejo de las finanzas, pese a que exhibe títulos y experiencia en los negocios internacionales. Algo así como que somos los mejores, pero no lo demostramos en la cancha. Ni el fútbol y ni en la economía.