Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. A menos de dos semanas de la elección presidencial, el dólar y los precios se disparan, en medio de la falta de certezas sobre qué sucederá el 22 de octubre y en la transición hasta el 10 de diciembre.
¿Qué está pasando? El cóctel explosivo incluye la incertidumbre electoral; la alta inflación -la suba de precios rondó el 11% en septiembre, luego del 12,4% de agosto-; hay una montaña de pesos en la calle por el “plan platita” y el desarme de posiciones en plazos fijos y fondos comunes de inversión, además de la incidencia de los nuevos cepos. Mi nota en La Voz.
La mayor evidencia del uso de los pesos está en los supermercados, los que cubren los faltantes en las góndolas con papel higiénico u otros productos.
“Hay fábricas que no pueden entregar la mercadería al valor de Precios Justos”, asegura el directivo de una importante cadena de supermercados, para justificar la falta de algunos productos, como dulces o artículos de higiene.
Los grandes locales sostienen que no pueden recibir la mercadería a precios imposibles de cumplir con el esquema oficial.
Pero hay que decirlo todo: en la Ciudad de Buenos Aires, por caso, prácticamente no hay galpones en alquiler.
La mayoría de los locales se usa para stockear mercaderías de distinto tipo, ante la casi certeza de una nueva devaluación o del uso del dólar como moneda corriente a partir del recambio presidencial.
La cotización libre acumuló casi tres semanas de subas consecutivas. Los dólares financieros registran altibajos por las intervenciones del Banco Central o los sugerentes llamados de los funcionarios a los operadores.
El candidato-ministro Sergio Massa intervino personalmente el jueves 5 de octubre para que las cereales liquiden posiciones para detener la escalada.
Desde el lunes, rige el “dólar Vaca Muerta”, que permitirá a las petroleras canalizar el 25% de las exportaciones a través del llamado “contado con liquidación” (CCL).
“Hay una enorme cantidad de pesos en la calle; no se sabe qué harán los tenedores”, se sincera el directivo de un banco de primera línea en Córdoba.
¿Dará resultado? Sucede que los pesos en la calle se cuentan por miles de millones. El “plan platita” liberó al menos 3.000 millones para individuos y empresas, además de los fondos que se retiraron de plazos fijos y otras inversiones.
Familias y empresas no dejan de seguir las palabras y las actuaciones de los candidatos a presidente, con la esperanza de encontrar señales sobre qué mapa quedará trazado después de los comicios.
Javier Milei propone la dolarización, mientras que Patricia Bullrich habla de un bimonetarismo, con libre circulación de pesos y dólares.
Sergio Massa, quien sobre el tema no formuló hasta ahora grandes definiciones, podría mantener el esquema actual, con algunos ajustes.
Nadie convence en forma definitiva a los votantes y a los empresarios sobre lo que vendrá, lo que agiganta la incertidumbre.
La búsqueda de señales tampoco arroja resultados contundentes sobre qué sucederá a partir del lunes 23, una vez que las urnas arrojen su veredicto.
El peor escenario podría ser si Massa no ingresa al balotaje, ya que el pánico se apoderaría de los operadores ante un equipo en retirada.
El ministro-candidato echó al cesto de papeles el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al día siguiente de haberlo firmado.
En caso de no competir para la segunda vuelta, ¿estará dispuesto a hacer el ajuste sobre el Estado que demanda la coyuntura y sepultar en forma definitiva sus aspiraciones de llegar al sillón de Rivadavia?
¿Qué alianza están dispuestos a tejer los diputados y senadores de la oposición electos el 22 de octubre? ¿Qué harán la CGT y los movimientos sociales si Massa fracasa?
El miedo no es zonzo, de allí la reacción que se ve en los mercados y en las góndolas, más allá de la increíble inflación semanal que difunde el Gobierno.