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Por Juan Turello. El sincericidio de Luis Caputo, en el sentido de que los argentinos “tendrán que vender dólares para pagar los impuestos”, expone dos verdades y la decisión del Gobierno de apostar a bajar la inflación por sobre otras políticas, señala mi nota en La Voz.
El ministro de Economía señaló una realidad que es conocida por todos: los argentinos tienen “en el colchón” (o en una caja de seguridad) más de 250 mil millones de dólares. Repasemos de qué se trata.
La otra verdad es que el Banco Central necesita de esos dólares para fortalecer las reservas, desmantelar el cepo y poner en marcha la competencia de monedas.
El Gobierno sostiene que esa estrategia permitirá sincerar los precios de la economía y liberar las operaciones comerciales, especialmente las r exportaciones y las importaciones.
Desde el lunes 22, los argentinos incorporan a su vocabulario financiero una nueva palabra: Lefi, que en realidad es un acrónimo de las “letras fiscales de liquidez”, que emitirá el Tesoro nacional.
Las Lefi reflejan “la deuda” del Banco Central que fue absorbida por el Tesoro a partir del cambio de los puts (bonos con preferencia de liquidación) por las mencionadas letras.
El cambio de las Lefi demandó 13,17 billones de pesos, que equivalen al 78% de los puts que estaban en manos de los principales bancos.
Esos bonos fueron colocados por la administración de Alberto Fernández a partir de 2022. La garantía fue una forma de salvar la desconfianza de las entidades por el valor real de los fondos que le prestaban al Estado a través del Banco Central.
El Banco Central fijará ahora la tasa de interés que rendirán las Lefi, la cual estará por encima de la inflación, según el anuncio del viernes 28 de junio.
La tasa positiva puede inducir, a su vez, a que los ahorristas vuelvan al plazo fijo o a otras inversiones en pesos, incluidas las de las billeteras virtuales, con un rendimiento que le gane a la suba de precios.
Bancos y aplicaciones financieras ofrecían rendimientos de entre 30% y 34% anual. Algunas billeteras virtuales arriesgaron hasta 41%.
La sentencia de Caputo, en el sentido de que “el peso va a ser la moneda fuerte”, anticipa que será escaso. Sin dudas.
Si los argentinos venden los billetes escondidos “en el colchón” o por la operatoria de “contado con liquidación”, los pesos podrían ir a esas inversiones, además del pago de impuestos.
Más allá del reclamo de los gobernadores (incluido el del cordobés Martín Llaryora) de que el Gobierno debe aplicar “políticas productivas”, el camino elegido por la dupla Javier Milei-Caputo es otro.
Aquel pedido suena también con fuerza en las empresas industriales y de la construcción, cuyas actividades se desplomaron en mayo 14,2% y 22,1%, respectivamente.
Negro sobre blanco: la actual gestión pone todas sus fichas en reducir la inflación a un nivel igual o menor al 2% mensual, que es la devaluación oficial del peso.
El Gobierno apuesta a eliminar los déficits fiscal y financiero (lo logró en el primer semestre) y a suprimir la emisión de pesos por el pago de “la deuda” del Banco Central.
Ahora, no habrá más emisión por esas ventanillas ni por el pago de intereses por los pases o el rescate de puts.
El Tesoro deberá generar ahora un superávit para cubrir los gastos de la administración y cancelar los intereses de las Lefi.
En principio, la contracción económica será más fuerte. Para Milei-Caputo, la rueda debe moverse con inversiones (petróleo y minería encabezan el listado) y con las exportaciones agroindustriales, que aportarían dólares.
Ese es el modelo elegido por el Gobierno. ¿Con un alto costo social? Sí, en lo inmediato, pero con la expectativa de una recuperación en el corto plazo (¿primer trimestre de 2025?).
Milei insiste en que ese es el camino para sacar a la Argentina de la decadencia. No todos están de acuerdo con la ruta elegida: Martín Guzmán y Cristina Kirchner encabezan las críticas.