Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El repudiable disparo fallido contra la vicepresidenta Cristina Kirchner impacta en las expectativas sobre la economía, en especial, en la necesidad de atraer inversiones (que Sergio Massa buscará esta semana en Estados Unidos) para alentar un crecimiento sustentable y empleos de calidad, señala mi nota en La Voz.
Es posible que Massa obtenga del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los fondos que va a buscar, pero las dudas sobre las reservas del Banco Central -que podrían desatar una devaluación– y la inflación sigue vigentes.
La agroindustria ingresó 11% más de divisas en agosto en relación con las ventas de un año atrás. Los casi 3.400 millones de dólares constituyeron el ingreso más alto de los últimos 20 años.
En ocho meses, los casi 25.700 millones superan en 10% al aporte de igual período de 2021, informó Ciara-CEC.
Pero los dólares se fueron del Central, por las compras de energía, por los gastos de turismo y por el atesoramiento, entre las principales ventanillas de salida.
El Banco Central necesita de los 4.000 millones de dólares que liberaría el FMI y que permitirán engrosar las escuálidas reservas.
Un aumento de las reservas evitaría que la economía afronte una devaluación brusca, como estimó, previo a su asunción, un paper de Gabriel Rubinstein.
Un salto del dólar generaría una espiral inflacionaria, en medio de un delicado clima social, con aumento de la pobreza.
El ataque tendrá impacto sobre las futuras inversiones, en particular las que el titular de Economía promocionará en Houston para explorar y explotar el petróleo y el gas no convencional en Vaca Muerta, además del litio en el noroeste argentino.
Es posible que las grandes compañías respondan: wait and see. Ese “esperar y ver” estará relacionado en cómo se ordena el país tras el fallido atentado y sobre la evolución política de una posible candidatura de Cristina Kirchner, partidaria de la intervención del Estado en todas las áreas de la economía.
Además de despejar las dudas políticas, Argentina debe ofrecer, primero, un orden macroeconómico, con control de la inflación; un esquema impositivo atractivo y la repatriación de utilidades, para que el capital extranjero decida apostar por nuestro país.
Estará compitiendo con la suba de tasas en Estados Unidos, que atrae a los capitales del mundo.
Massa se animó a poner en marcha algunos recortes para estabilizar la economía, pero en otros temas prefirió barrer los problemas debajo de la alfombra.
Los municipios del interior reclaman un aumento de 24 mil millones de pesos en subsidios al transporte urbano, para evitar que los usuarios de Córdoba, por caso, tengan que pagar un boleto de entre 130 y 140 pesos.
Pese al ajuste, Massa incrementó en $37 mil millones el presupuesto de las empresas públicas, en las que se refugian exponentes de La Cámpora y militantes afines.
Otro botón de muestra: las amenazas de Pablo Moyano y su núcleo de sindicalistas lograron que el titular de Economía les prometa 20 mil millones para las obras sociales.
Pese a esa millonaria transferencia, las mutuales transferirán al Estado nacional todos los servicios que prestan a la discapacidad, salvo la atención de la salud.
Las empresas públicas y las obras sociales no sufrirán el ajuste que, por otro lado, recaerá sobre jubilados y discapacitados, que no tienen la fuerza necesaria para ocupar la calle.
La tibieza en el ajuste del exorbitante gasto público apenas recortó las expectativas inflacionarias, que, tras el piso del 6,5% en agosto, tendrán este mes un índice similar, por las subas en las tarifas de electricidad y gas natural, en los combustibles y en el transporte.
“Hoy (por el viernes último), el Día de la Industria no se celebra; nos toca reflexionar sobre lo que queremos para nuestro país, con generosidad y grandeza”, señaló la Unión Industrial de Córdoba.
Algo sensato, en medio de tantas frases grandilocuentes.