Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El sincericidio de Macri sobre la economía: incluyó admitir que caerá en relación con 2017 y que los efectos de “los cuadernos de la corrupción” agravarán la recesión. El Indec le puso cifras a ese diagnóstico. La actividad se había expandido 4% en enero; 5% en febrero y 2,1, en marzo. La debacle comenzó en abril, 0,6%; se profundizó en mayo, 5,2 y se derrumbó en junio, 6,7%, señala mi nota en La Voz. ¿Qué se puede esperar?
El indicador de la actividad económica (Emae) desestacionalizado está levemente por debajo del que se registraba en diciembre de 2015. En palabra simples, si se quitan los factores estacionales, la economía está hoy peor que al inicio de la actual administración.
En julio, la baja se habría amortiguado a 1%, según el índice de Orlando Ferreres, por el menor peso estacional de la actividad agropecuaria.
El Gobierno enfrenta una “tormenta perfecta”. La peor sequía en los últimos 50 años determinó caídas en el sector agropecuario superiores al 25% en el segundo trimestre. El impuesto a la renta financiera disparó -a partir del 24 de abril- una corrida cambiaria, que se agudizó por los efectos sucesivos de la suba de la tasa de interés en Estados Unidos, la guerra comercial de ese país con China y los efectos de las caídas de la lira turca y del real brasileño.
No le falta nada a este cóctel explosivo, al que hay que sumarle los errores de política monetaria del Banco Central (con Federico Sturzenegger, las Lebac se convirtieron en un elemento de especulación financiera y no de absorción monetaria), además de las idas y vueltas en diversos frentes.
Macri debe explicarle a la sociedad qué hará en los 15 meses de gestión que le restan, para recuperar la confianza de consumidores e inversores.
La caída del salario real podría alcanzar a 10 puntos si la inflación se dispara al 35%, como prevén diversos economistas.
Las inversiones son mínimas y ahora están en duda las que llegarían a través del programa de Participación Público-Privada (PPP). Los bancos pusieron bajo la lupa el patrimonio de las empresas de los “arrepentidos” ante el juez Bonadío. Con suerte, las obras arrancarían recién en diciembre o después del verano.
El gasto público se ajusta y las exportaciones comenzarían a reaccionar recién en los próximos meses. Aunque el tipo de cambio es competitivo, el comercio exterior tarda en reaccionar. No se consiguen mercados ni compradores de la noche a la mañana.
¿Qué puede salvar a la economía de una debacle total? Una buena cosecha, si “El Niño” acompaña, como anticipan los meteorólogos. “En el próximo ciclo podríamos superar las 130 millones de toneladas, un incremento de 30% respecto del anterior, con un ingreso de divisas de más de 25 mil millones de dólares”, se entusiasma el titular de la Bolsa de Cereales de Rosario, Alberto Padoán.
Los más pesimistas aluden a la necesidad de un replanteo de los pagos de la deuda, de flexibilizar las condiciones del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y de un salvataje financiero de Estados Unidos para evitar un nuevo default.
La Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) reveló que las expectativas a un año, tanto de la situación personal, para la compra de bienes durables o de la macroeconomía, muestran caídas superiores al 18%, si se comparan con un año atrás.
Macri debe explicarle a la sociedad qué hará en los 15 meses de gestión que le restan, para recuperar la confianza de consumidores e inversores. Por el contrario, es difícil que las medidas produzcan resultados positivos en una sociedad desilusionada y sin esperanzas en el futuro inmediato.