Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Algo no anda bien en la economía si el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, se pasea por medios de comunicación argentinos promoviendo la residencia fiscal en su país. Algo no anda bien si la empresa número uno y una de las de mayor crecimiento bursátil en el mundo es bloqueada por el gremio de los Moyano, quienes fueron puestos como ejemplo por Alberto Fernández. Algo no anda bien si tras siete meses de gestión aún no se conoce un plan económico.
Tampoco ayudan las idas y vueltas del presidente en temas que afectan a la inserción global de la Argentina, señala mi nota en La Voz.
Esos hechos impactan en la economía porque muestran, en primer lugar, los graves problemas que tiene el desarrollo de los negocios, golpeados por la recesión previa y la vigencia de la cuarentena más larga del mundo por más de 120 días. Algo no anduvo bien en la conducta sanitaria de todos.
El presidente intenta hacer equilibrio entre los socios del Frente de Todos.
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Los intentos por agradar a quienes están próximos a Cristina Kirchner lo apartan de la moderación y de la economía de mercado. Esas ambivalencias dificultan conocer cuál es, en definitiva, el rumbo económico en la pospandemia.
La economía necesita señales claras y permanentes, no sujetas a la interna oficial.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (Afip) modificó horas atrás el concepto de “domicilio” por “residencia fiscal” en Bienes Personales para disuadir a los que decidan radicarse en Uruguay, que ofrece ventajas impositivas.
Lacalle Pou no sólo tentó con la estabilidad y la facilitación de negocios en la otra orilla, sino que dio muestras de moderación política, uno de los valores más apreciados -y votados- por los argentinos.
El llamado a la “independencia de las provincias” es una utopía, pero es, a la vez, una alerta para el Gobierno nacional que concentra la recaudación de impuestos, distribuye poco y emite miles de millones de pesos, que no se coparticipan. El reparto queda al arbitrio del presidente y de sus ministros.
La presión de los Moyano es para capturar 1.500 empleados que se desempeñan en los centros de distribución de Mercado Libre, los cuales están afiliados a otro gremio, creado durante la gestión de Mauricio Macri.
La obstrucción de los camioneros pone en riesgo a 4.000 pequeñas y medianas empresas (pymes) que venden sus productos por esa plataforma. Hay otros 8.000 establecimientos que contribuyen con sus insumos a fabricar los artículos que se ofrecen en Mercado Libre.
Algo más: la prepotencia de los Moyano se produce a pocas horas del lanzamiento del hot sale, una oferta de comercio electrónico que reunirá a más de 700 empresas, muchas de las cuales necesitarán del transporte de carga para las entregas.
Hay miles de empresas y de empleos a punto de desaparecer.
“El plan es administrar la emergencia”, volvió a repetir Martín Guzmán, a quien se le achaca que en siete meses no pudo ofrecer una hoja de ruta para conocer cuáles serán los sectores que tendrán apoyo para generar empleo. A abril último, se habían perdido 322 mil puestos formales, según el informe de la Unión Industrial Argentina (UIA).
El 4 de agosto se cumplirán tres meses del primer plazo anunciado por el Ministerio de Economía para cerrar la renegociación de la deuda. Este tema es clave para comenzar a plantear el camino que seguirá la economía en el mediano plazo.
Es tiempo de dejar atrás lo que no está bien y de dar señales claras y permanentes, no sujetas a los tironeos internos del oficialismo. Hay miles de empresas y de puestos de trabajo que están a punto de desaparecer.
Por si falta algo: el Gobierno parece aplicar la respuesta no sabe/no contesta ante los avances de la automatización y de la robotización de tareas, que también es parte del conflicto de los camioneros.