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Por Gastón Utrera (Economista, titular de Economic Trends SA). Todos los años, los menores niveles de poder adquisitivo de los salarios se dan entre los meses de febrero y abril, por la combinación de dos fenómenos:
(1) antes del cierre de las diferentes negociaciones paritarias, los salarios continúan en los niveles determinados por los últimos aumentos del año anterior, y
(2) los precios siguen aumentando mes a mes, con los máximos picos de incremento entre los meses de marzo y abril.
Esta combinación de salarios del año pasado, con nuevos precios que encima crecen a una velocidad mayor que durante el resto del año, es la que probablemente desea morigerar la Secretaría de Comercio de la Nación, a cargo de Guillermo Moreno (foto), con su anunciado acuerdo de precios durante 60 días.
Un objetivo muy modesto, que podría reducir el descontento por la pérdida de poder de compra de los salarios hasta que lleguen al bolsillo de los trabajadores los primeros aumentos de este año. Un “puente” hasta las paritarias. Pero nada más que eso.
Sería ingenuo pensar que el Gobierno nacional pretende reducir una inflación del 25% nada más que con un acuerdo de precios por sólo 60 días. Reducir esa inflación requiere un conjunto de medidas complementarias, entre las cuales puede estar un acuerdo de precios, pero un acuerdo de precios por sí mismo, sin el resto de las medidas, no resulta efectivo.
¿Qué ocurrirá entonces? Posiblemente se modere un poco el incremento de precios durante febrero y marzo, y se acelere un poco en abril, para llegar a mitad de año con la misma inflación acumulada que el año pasado. Ni un éxito del secretario de Comercio (como tantas otras veces), ni un estallido como el “Rodrigazo” de 1975. Sólo más de lo mismo.