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Por Ezequiel Gajnaj. Como profesional de Marketing por elección y como consumidor de alimentos por naturaleza, en los últimos años comencé a interesarme en la dinámica del consumo masivo, la estructura de su demanda, de su oferta y las consecuencias que derivan de su realidad e interacción. Vayamos por partes para desglosar los elementos y poder analizarlos:
En el mundo se pueden enumerar a diez multinacionales que prácticamente controlan la oferta de alimentos y bebidas. La pelea entre ellas, por la cobertura de puntos de venta, es feroz y puede verificarse en la disputa por los espacios en las góndolas de los supermercados.
Bajo este dominio de la oferta, podemos concluir que consumimos lo que estas multinacionales nos dejan consumir y no lo que podríamos consumir. Pero lo anterior es sólo uno de tantos aspectos perjudiciales, ya que por lo general:
Es válido reconocer también que la presencia de estas multinacionales tiene puntos positivos en la actividad económica, ya que -en las zonas que se instalan- generan oportunidades laborales en diversas disciplinas académicas y su actividad productiva/ comercial reditúa al fisco a través de impuestos. Sin embargo, quizás con otras alternativas se podría tener las mismas consecuencias positivas.
Es harto conocida las posturas intelectuales que hablan de un consumidor cada vez más instruido en hábitos alimenticios, más exigente y preocupado por la salud; pero ¿es esto así? Pongo mi cuota de duda al respecto.
¿Cuál es efecto que el bisfenol, presente en los plásticos (PET) está causando en nuestros organismos? ¿Por qué hay tanto hermetismo sobre los efectos del ciclamato o aspartamo? Ambos químicos son utilizados para endulzar productos y sustituir el azúcar.
Creo que somos una masa cautiva que no se cuestiona que la comodidad de conseguir en un centro comercial todos los productos que necesitamos, nos está perjudicando más que beneficiarnos.
Lamentablemente, la batalla entre el poder político y el económico en lo que a la industria de alimentos se refiere tiene como gran ganador a este último. En el mundo entero, los Estados no lograron establecer y hacer cumplir leyes proteccionistas del consumidor y del pequeño productor.
Los holdings multinacionales se sobrepusieron a los Estados en todo el mundo capitalista. Tanto en las sociedades maduras, como en aquellas emergentes.
Los medios de comunicación tienen su cuota de responsabilidad en la construcción de la realidad en la que hoy nos vemos inmersos. Siendo las multinacionales de alimentos uno de los principales clientes del prime time, los medios de comunicación dominantes colaboran en instalar un mensaje. Fenómeno al que Maxwell McCombs y Donald Shaw denominan “agenda setting”.
En consecuencia, si el mensaje que se repite en toda tanda publicitaria (durante horas, días, años) termina siendo la búsqueda de felicidad y su obtención a través una producto “x”, ¿qué creen que termina pasando? La felicidad se termina encontrando en el consumo.
Todo consumidor de alimentos se enfrenta a dos propuestas:
En caso que el consumidor opte por la por la primera opción, el resultado es más de lo mismo, pero si se decide por la segunda alternativa, gana su organismo ya que estará llevando un producto sano en lo que respecta a las condiciones naturales de conservación, color y sabor.
Además, gana también el pequeño productor, que vende un producto más caro, aunque eso no significa que gane más dinero, ya que la contribución marginal es menor en comparación con la de una gran empresa debido a las economías de escala, pero si le da la posibilidad de ganar poco a poco un lugar en el mercado y de tener una empresa PYME o Micropyme sustentable y con proyección de crecimiento.
¡Hasta la próxima!
Referencias:
– «Ex-funcionaria del Banco Mundial revela cómo la elite corporativa domina al mundo«; OLCA.
– «Comercio justo« y «Teoría del establecimiento periodístico de temas«; Wikipedia.
– Fairtrade International.