Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Sergio Mabres. En las últimas dos décadas, un gran cantidad de productos tecnológicos fracasaron luego de sus espectaculares lanzamientos a nivel mundial. Entre ellos, el reciente caso del Samsung Galaxy Note 7, el cual generaría pérdidas por 17.000 millones de dólares.
¿Qué falló? Su batería explota al recalentarse.
En 1993, Apple presentó el asistente digital Newton. Un gran fracaso. La idea era buena, pero la implementación fue mala puesto que el hardware aún no estaba listo para cumplir con las funciones de un asistente digital.
En 2007, Microsoft lanzó Windows Vista. El sistema operativo era tan malo que le costó el puesto de director ejecutivo a Steve Ballmer.
En 2011, durante el furor de ventas que experimentaban las tablets, BlackBerry anunció la suya: PlayBook. El dispositivo podía ejecutar video en HD, una novedad en ese momento, pero no tenía una aplicación para gestionar correos electrónicos, ni tampoco un calendario propio. Para ello, se necesitaba conectarle un teléfono BlackBerry. Algunos analistas sostienen que el fracaso del PlayBook fue el principio del fin para la empresa canadiense.
En 2013, HTC lanzó el teléfono Facebook. En realidad, se trataba de un teléfono Android al cual se le habían sacado todas las aplicaciones móviles, excepto la de Facebook. Sólo se podía hacer llamadas, enviar mensajes de texto y utilizar dicha APP. Con un precio de venta inicial de un dólar por equipo, se vendieron muchas unidades al principio, pero luego el entusiasmo no duró. Cuando los compradores empezaron a utilizar el teléfono, advirtieron que había sido «mutilado de fábrica». Los comentarios lapidarios no tardaron en llegar.
En 2014, Amazon vendía sus tablets Kindle Fire en packs de 6. Entusiasmados por el éxito alcanzado por las tabletas lanzaron un teléfono con la marca Fire, cuya implementación fue mala. El teléfono era lento, complicado de operar y no tenía acceso a todas las apps de Android. Rápidamente se convirtió en un chiste y Amazon tuvo que retirarlo de la venta.
El épico fracaso del Samsung Galaxy Note 7 se debe a que su batería se recalienta a tal punto que, en algunos casos extremos, ha incendiado el equipo.
Sin dar a conocer mayores detalles de la causa, la empresa surcoreana intentó controlar la situación. De hecho, implementó un programa de canje para reemplazar las unidades defectuosas por otras nuevas, que supuestamente funcionaban bien. Sin embargo, en las últimas semanas una serie de hechos demostraron lo contrario.
En las últimos días, dos casos «rebalsaron el vaso». Vale aclarar que en ninguno de ellos, los teléfonos se estaban cargando.
Para encontrar un hecho similar hay que remontarse a 1970 cuando los modelos Pinto, fabricados por la automotriz Ford, explotaban al chocar de atrás, como consecuencia de un cortocircuito que generaba una chispa dentro del tanque de nafta.
La empresa Samsung comunicó el martes que discontinuó totalmente la producción del Galaxy Note 7 y canceló el canje de unidades para poner en marcha otro programa, a través del cual se le reintegrará el valor del equipo a los compradores. La decisión fue tomada luego de recibir varios reportes que señalaban que los teléfonos reemplazados seguían explotando.
El prestigio de Samsung está por el piso.
Lo curioso es que quien que podría ganar más con la desgracia de la surcoreana no es Apple, sino Google que lanzó la semana pasada su línea Pixel. En estos casos, la lealtad a un sistema operativo móvil como Android pesa más. La relación precio-calidad de la flamante línea Pixel podría quitarle ventas a los teléfonos Galaxy; más aún si los potenciales compradores deciden evitar la marca Samsung, como consecuencia de lo acontecido.