Por Sebastián Turello. Los Turello, junto a otros periodistas, visitó la planta de fabricación...
Autoridades del IAE y de Banco Macro, en una ceremonia conducida por la periodista Verónica...
Junto a las señales positivas de la economía en las últimas semanas, en especial, en el mercado...
Por Juan Turello. El buen momento de la Argentina en los mercados financieros y las palabras de...
El Grupo Sancor Seguros fue nuevamente protagonista en los Premios Prestigio al lograr...
Suscribite al canal de Los Turello.
Por Claudio Fantini. Para la foto de Cristina Kirchner recibiendo a la Selección Nacional en Ezeiza, el de la final fue el mejor de los resultados posibles. Si hubiera perdido bochornosamente, a lo Brasil ante Alemania (1-7), la Presidenta hubiera tenido que posar con los autores de una derrota indigna.
Y si hubieran ganado el Mundial, habría significado colarse en el podio de los triunfadores. En cambio, se mostró solidarizándose en la derrota con jugadores meritorios, los #heroesargentinos, como los calificaron en Twitter.
La Presidenta habría aprovechado mejor esa postal dignificante si no hubiera pronunciado esa frase que tanto la describe: ❝Le taparon la boca a muchos❞. No hacía falta que, como en todas las cadenas nacionales y discursos de ocasión, dijera algo contra alguien, en este caso, contra quienes cuestionaban al técnico o criticaron esos grises primeros partidos que jugó la Selección contra equipos menos relevantes en lo futbolístico. O sea, que se tiró contra muchos periodistas deportivos.
Si no lo hubiera dicho, mejor; pero la digna derrota, que impidió el regreso con la copa fue el mejor marco para la recepción presidencial a los jugadores el lunes último en Ezeiza.
En cambio, no fue un buen resultado para Dilma Rousseff. Para la herida autoestima futbolística de los brasileños, lo mejor que podía pasar en la final es que Alemania acribillara el arco argentino, y si la derrota albiceleste incluía un gol en contra de Mascherano, mejor.
Para Dilma, era indiferente quien ganara y quien perdiera, pero sabe que el malhumor que dejó el Mundial en su país se habría visto mínimamente compensado con un bochorno argentino similar al que sufrió la «verde-amarela».
Para muchos periodistas de la Argentina, fue repudiable el apoyo brasileño a los alemanes en la final. ¿Es así? Lo sería si los argentinos no hubieran llegado con la cancioncita sobradora y ofensiva: ❝Brasil decime que se siente❞. Y en el país, a nadie se le ocurrió cuestionar esa “gastada” socarrona al pueblo hermano. A eso se sumó la eufórica alegría con la cual los comentaristas argentinos relataron la vapuleada alemana al equipo brasileño.
¿Está bien que los argentinos festejen la goleada alemana y el tiro de gracia que recibió de Holanda, pero está mal que los brasileños aplaudan el resultado de la final?
Viendo la desmesura ajena y no la propia, el periodista de un importante canal porteño cerró sus transmisiones desde Brasil diciendo: ❝No voy a volver nunca más a Brasil; ni siquiera volveré a pisar las playas de este país❞. Por poco no dijo ❝de este país de mierda❞.
¿Y esto estuvo bien?.■
Notas relacionadas:
14/07/2014 | El país calificó como #HéroesArgentinos a la Selección.
14/07/2014 | Se fue el mundial más social de la historia.