Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Las desafortunadas expresiones de Macri sobre los desaparecidos y de Gustavo Cordera sobre las mujeres, el tarifazo y los Juegos Olímpicos pusieron en un segundo plano uno de los temas de mayor preocupación de los argentinos. Se trata de la falta de empleo o el temor a ya no ternerlo.
Se perdieron 95 mil trabajos formales entre agosto de 2015 y mayo último, según un informe de Marcelo Capello y Gerardo García Oro (Ieral-Fundación Mediterránea). Un año atrás se había alcanzado el pico de 6,26 millones de posiciones contra 6,16 millones de mayo último, señala mi nota en La Voz del Interior.
El pico se produjo con el aumento del empleo público. Las mayores bajas se verifican ahora en la industria manufacturera, en especial en el sector metalmecánico -por las menores ventas de automóviles a Brasil- y en la construcción. El kirchnerismo insiste en que los despidos superan los 120 mil desde diciembre último, según un relevamiento de denuncias gremiales y datos periodísticos.
Para Macri, fue un duro golpe el mensaje del papa Francisco, cuando aludió a “índices significativamente altos de la desocupación”. El mensaje se leyó en la misa por San Cayetano. El Gobierno sintió el golpe, aunque no se lamentó en público. En privado, dirigentes del macrismo recordaron que “el Papa no se pronunció cuando el desempleo fue mayor durante 2014”.
El acto religioso precedió a una multitudinaria manifestación hacia la Plaza de Mayo, compuesta por desempleados y militantes de organizaciones sociales y partidarias afines al kirchnerismo y grupos de izquierda. Las columnas fueron lideradas, en algunos tramos, por jóvenes encapuchados, con la cara tapada y portando palos. Un desocupado no reclama de esa forma por “paz, pan y trabajo”.
95 mil empleos se perdieron entre agosto de 2015 y mayo último. Se necesitan U$S 124MM en ocho años para un crecimiento sostenible.
Más allá del dato político, la situación es delicada. Diego Dequino, economista jefe del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE), afirma que “la coyuntura no es comparable con la década de 1990, cuando se destruyó empleo; el principal problema hoy es la calidad del empleo”, afirma. Y apunta que hay 4,82 millones de personas en la informalidad.
Corregir esa situación exigirá la acción del Estado para atender a los más necesitados; capacitación para reinsertarlos en el mercado del trabajo y cambios en la legislación laboral, que ningún dirigente sindical se anima a discutir en la actual crisis.
Dequino afirma que, junto a las inversiones ya anunciadas, se requerirán otras por 124 mil millones de dólares en ocho años para alcanzar un desarrollo sustentable. Nada fácil de lograr ante el panorama que ofrece la Argentina.
El consumo cayó 4% en el primer semestre, según Kantar Worldpanel. En los sectores más bajos (que integran los informales y obreros de la construcción), el derrumbe llegó al 9%. Sólo se salvaron uno de cada cinco (22% de la población), que integran el sector de clase alta y media. Es el que protagoniza el boom del ecommerce, se desplazó en las vacaciones de invierno y ocupa ahora los vuelos internacionales en temporada baja.
La elevada inflación –25% en los primeros siete meses y 41% en la comparación interanual a julio- alienta la reapertura de paritarias en el sector público y en las empresas privadas con buena actividad. Para el Gobierno de Córdoba y la Nación implicará un aumento de los gastos corrientes, que profundizará el déficit y le dará otro empujón a los precios.
La gestión de Macri necesita de mejores respuestas en el terreno económico antes de que se apague el escándalo que provoca la aparición de personajes que la sociedad ya rechazó.