Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. El Gobierno nacional se encarga de subrayar -una y otra vez- los datos de la macroeconomía. Pero, algo no anda bien cuando hasta la ama de casa pregunta en un banco cómo hacer para colocar sus ahorros en Lebac o todo diálogo sobre economía concluye con el clásico interrogante: ¿a cuánto estará el dólar a fin de año?
Federico Sturzenegger, titular del Banco Central, afirma que la Argentina creció a una tasa del 4% anual en el segundo trimestre, si se proyecta la expansión lograda en ese período. El empleo mejoró 0,3% en el primer trimestre, debido al aumento del número de cuentapropistas, señala mi nota en La Voz.
Las Letras del Banco Central tienen un rendimiento extraordinario -26,5%- para una inflación esperada del 17%, como insiste, una y otra vez, el propio presidente del ente monetario.
Un diferencial de casi 10 puntos es una enormidad, pero la cultura inflacionaria de los argentinos parece darle la razón. Apenas liberó 90 mil millones de pesos de las Lebac en la licitación del martes último, una buena parte se refugió en el dólar, que alcanzó valores récords.
“Desde mediados de mayo, el peso se viene depreciando a una tasa promedio mensual de 4,8%, más del doble del rendimiento de la Lebac más corta (30 días), que rindió dos% mensual en el mismo período”, apunta la consultora Quantum (Daniel Mark).
El dólar minorista cerró el vienes a pasado a 17,66 pesos. El mayorista recuperó cinco centavos y terminó en 17,20. La demanda de billetes se tornó insaciable con el desarrollo de la campaña para las Paso y las encuestas que marcan una buena performance de Cristina Kirchner en el conurbano bonaerense.
La robotización y la informática impactan en el trabajo, pero pocos hablan del tema en campaña.
En esa región es donde más pega la falta de empleo y de un crecimiento vigoroso de la economía.
“La recuperación alcanza sólo a algunos sectores y la creación de empleo es muy modesta”, advierte Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien visitó fábricas y se contactó con dirigentes cordobeses.
Francisco Cabrera, ministro de Producción de la Nación, se llevó una buena impresión sobre la productividad de las autopartistas locales. Las inversiones por 1.100 millones de dólares de las terminales provocarán un buen movimiento a partir de 2018. Sin embargo, los meses hasta marzo próximo semejan una eternidad para trabajadores y empresarios.
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Un dato: los puestos de trabajo que genera la industria son acotados, confirma Josefina Rex, consultora en recursos humanos. Sobre su escritorio hay pedidos de personal que implican “una progresiva creación de empleo, pero en forma lenta”, admite. Y lanza una alerta: “La robotización impactará en el empleo básico”.
Un botón de muestra: Fiat está construyendo su nueva línea de producción en base a robots. La robótica y la informática están cambiando la forma de producir en el mundo. El debate en la Argentina pasa inadvertido.
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La apuesta–sostienen los expertos- debiera ser la agroindustria y el sector servicios, que demandan más trabajadores. Una de las aerolíneas low cost que tendrá a Córdoba como centro (hub) de sus operaciones dará empleo directo a más de 200 operarios, un tercio de los que incorporará Renault, pese a una inversión multimillonaria.
La cuestión se trata al pasar, pero los movimientos antiglobalización en el mundo desarrollado tienen como eje la pérdida de puestos tradicionales de trabajo. En parte, ese discurso también favoreció el triunfo de Trump en Estado Unidos.
La campaña está teñida de gestos y frases elaboradas por el marketing, con anclaje en las hipocresías del presente para disimular los errores del pasado. Es efímero, pero da resultados.
La realidad (“es la economía estúpido”) suele golpear la puerta de modo imprevisto. Habría que prestarle atención, más que a las Lebac y al dólar.