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Por Ramiro Sosa Navarro. El 26 de marzo pasado, el Banco Central perforó el piso de reservas de U$S 27.000 millones. Esta evolución de las reservas no es ajena a la política cambiaria seguida por el ente monetario. Pero, ¿qué significa y qué implicancias tiene?
En primer lugar, hay que señalar que la cifra mencionada supone una pérdida promedio mensual de U$S 1.091 millones desde enero de 2013, y de 721 millones y 648 millones desde enero de 2012 y 2011, respectivamente.
Durante esos períodos el Banco Central de la República Argentina (BCRA) siguió una política de minidevaluaciones diarias y, por lo tanto, previsible. Este patrón de previsibilidad de una política cambiaria de devaluación constante genera incentivos de mercado provocando que, por un lado, los exportadores retrasen las liquidaciones de sus divisas (dado que al día siguiente siempre lo pueden hacer a un precio más elevado), mientras que los importadores tienen incentivos a adquirir divisas a la mayor brevedad posible.
La especulación, sobre la cual solemos leer y escuchar en los medios, es producto de promover esa estructura de incentivos.
Para «desactivar» esa estructura de incentivos, subyacente al fenómeno de pérdida gradual de reservas, las estadísticas del último bimestre sugieren que el BCRA está aplicando una política de imprevisibilidad respecto de la evolución del tipo de cambio. Luego de la devaluación del 16% realizada entre el 22 y 23 de enero en la cual el tipo de cambio pasó de 6,912 pesos por dólar a 8,018 pesos, durante el mes de febrero el tipo de cambio se apreció 1,75% al caer de 8,018 a 7,878 pesos, mientras que en marzo se depreció 1,67% para finalizar el mes en 8,009 pesos por dólar.
La nueva dinámica observada por el Banco Central durante febrero (el tipo de cambio se apreció) y marzo (se depreció) revela un nuevo patrón, un patrón de imprevisibilidad respecto de su evolución diaria.
Del párrafo anterior se desprende que el BCRA no necesariamente está utilizando el tipo de cambio como un anclaje del nivel de inflación, sino que busca devaluar el tipo de cambio en un marco de imprevisibilidad.
La pérdida de reservas no ha cesado en febrero y marzo pero ha disminuido (202 millones en febrero y 636 millones en marzo).
Por otro lado, según informaron la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), el complejo cerealero-oleaginoso acumula una liquidación de U$S 5.054 millones en lo que va del año (+18% a/a). El complejo CIARA-CEC, que representa un tercio de las exportaciones, liquidó U$S 625,5 millones en la semana del 31/03 al 4/04 (+109% a/a).
Por lo tanto, se deduce que las opciones de la política cambiaria no es devaluar o no devaluar, sino el modo, la magnitud y el momento. La experiencia nos muestra que las políticas antiinflacionarias basadas en el anclaje del tipo de cambio no se sostienen en el tiempo.
En un contexto de elevada inflación, por ejemplo 35% ó 40% anual, se produce un retraso cambiario y pérdida de competitividad que vuelve a la economía vulnerable frente a sus socios comerciales. Finalmente, los ajustes cambiarios terminan siendo forzados y en magnitudes no deseadas.