Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Juan Carlos de Pablo es miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, cursó un doctorado en Harvard y tiene, además, una manera sencilla de explicar los problemas de la Argentina. Dice De Pablo: “Si reunimos a todos los argentinos y les preguntamos si están dispuestos a bajar la inflación y el déficit fiscal, estoy seguro que todos gritan síiiiii. Ahora, si les preguntamos cuántos están dispuestos a sacrificar ‘algo’ para bajar el déficit en el Estado, la respuesta es: ninguno”, señala mi nota en La Voz.
La realidad parece darle la razón. Algunos botones de muestra.
Nadie se hace cargo de las pérdidas y todos los problemas deben ser resueltos por el Estado. Recuerda De Pablo: “ninguno” está dispuesto a renunciar a ‘algo’ para aliviar el rojo fiscal.
El déficit se cubre con endeudamiento, que cada vez pesa más en las erogaciones oficiales, como lo demuestra el balance de marzo. Se gastó menos, aunque el déficit alcanzó a 14.702 millones de pesos por la incidencia del pago de servicios.
Ese rojo no sólo obliga a tomar más deuda, sino que el dinero excedente alimenta la suba de precios, pese a que salarios y jubilaciones están perdiendo la carrera contra la inflación.
El consumo cae en los comercios minoristas y en las ventas de los hipermercados. Para sobrevivir, Carrefour pidió el procedimiento preventivo de crisis para sobrevivir.
¿Por qué está en crisis Carrefour? “Por la suba de costos y la caída en el consumo, pero también por la marginalidad que afecta a las ventas de la carnicería, verdulería y de lácteos”, explican.
Los supermercadistas –al igual que el presidente Macri- culpan a los locales chinos, que “venden productos de dudoso origen y calidad, además que no tienen costos laborales (‘todos los empleados pertenecen a una familia china’)”, relataron. “Están en todas partes, tienen unos 11 mil locales, incluso en los pueblos más remotos de Santiago del Estero”, agregan.
Trabajar en la informalidad tiene su beneficio. El economista Nadin Argañaraz calcula el precio de los alimentos incluye una carga impositiva de 38,1% (si el IVA es de 10,5 por ciento) y de 43,4%, si el IVA es de 21%. En las bebidas gaseosas, la carga impositiva es casi la mitad del precio. Si el comercio está “en blanco”, no puede competir con los que venden “en negro”.
El esfuerzo fiscal debiera concentrarse en esos sectores, antes que en lo que tributan monotributistas y autónomos.
La crisis de Carrefour pone en evidencia costos altos, una carga intolerable para comercios registrados y la incidencia de las ventas “en negro”.
Pablo Chacón, secretario general del gremio mercantil (Agec), advierte que “la crisis de Carrefour es un llamado de atención para la clase dirigente sobre diversos aspectos”. Menciona el empleo en el sector, la posibilidad de cierre los días domingos (para aliviar costos) y “la incidencia de tasas y tarifas, que ha provocado una fuerte caída en el consumo”.
El Banco Central pone números a sus palabras. “El subíndice regulado del IPC registró un alza acumulada de 19,1% entre diciembre y marzo últimos, con fuertes subas en gas y electricidad”, señala su último informe.
El Gobierno nacional estaría en camino a reconocer una inflación de 20% para este año, lo que supondría volver a correr la meta que se estableció en 1 % en el Presupuesto 2018 y se “recalibró” a 15% el 28 de diciembre.
Esos cambios generan desconfianza entre los agentes económicos. Casi la misma que exhiben los ministros Nicolás Dujovne y Juan José Aranguren, entre otros, que mantienen sus ahorros en el exterior a la espera de “recuperar la confianza” en la marcha de la economía, según aducen.
Son señales equivocadas para el esfuerzo que se exige al resto de los argentinos.