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Por Juan Turello. Al presentar la nueva empresa Ferrocarriles Argentinos, Cristina Kirchner volvió a sostener que la política es la que impone el rumbo a la economía. Uno podría sentirse tentado a recordar que Martín Lousteau, a quien ella eligió como ministro en su primer mandato, le respondió: “La Presidenta no entiende nada de economía”
Pero conviene explicar algo más, señala mi nota dominical en La Voz del Interior.
La creación de Ferrocarriles Argentinos no es un acto económico, ya que continuará existiendo un operador (ahora pasó de manos privadas a estatales), se mantendrá el servicio (oferta) y habrá una demanda para los distintos ramales. El acto económico tendrá que ver cómo se atiende esa demanda, el precio, cómo impacta en los otros factores y qué costo tendrá para la sociedad –vía impuestos-, ya que los pasajes se venden a precios subsidiados.
Los individuos responden a los incentivos, señala una de los principios históricos que expuso Gregory Mankiw. Los usuarios se seguirán subiendo a los trenes si el recorrido y la frecuencia son adecuados, si pueden costear las tarifas y si no existe un medio de transporte alternativo (la competencia) para satisfacer su necesidad.
Los enunciados de Mankiw se complementaron con teorías más modernas que aluden a las expectativas, cuya suma conforman las fuerzas que se mueven en los mercados.
Las encuestas cualitativas a metalúrgicos y exportadores de Córdoba muestran expectativas favorables en los próximos 12 meses. Es decir, que todos esperan más actividad. Esta es una de las razones por las cuales las empresas han mantenido a grandes rasgos la mano de obra capacitada.
27% es el aumento promedio que quiere el Gobierno en paritarias. El salario no recuperará la pérdida de 2014. El efecto reactivante será limitado.
La desocupación se mantuvo en 7,1% de la población activa en el primer trimestre, como sucedía un año atrás. No obstante, los analistas descreen de los datos del Indec, ya que la tasa de actividad –los que están en el mercado laboral- es hoy levemente superior al 44%, más baja que en 2003. La tasa de empleo (ocupados) es de 41,6% de la población, la más baja desde 2006. No se entiende cómo en recesión y con caída del salario real, hay menos individuos que buscan trabajo.
El dólar aumentó 12% en el último año y la pax cambiaria se mantendría hasta el cambio de Gobierno. ¿Qué hacen quienes tienen pesos disponibles? Depositan su dinero a una tasa promedio de 20%. Con seguridad, saldrán del plazo fijo antes del recambio y se irán a dólares, por la presunción de una devaluación inevitable con el próximo gobierno.
Millones de argentinos aprovecharon el incentivo de comprar un dólar ahorro a 10,78 pesos y venderlo en el mercado blue a 12,65, una ganancia de casi dos pesos por unidad.
Miles de pasajeros aprovechan la combinación de un dólar barato y las ofertas de las aerolíneas para comprar viajes al exterior y pagarlos en 12 o más cuotas. Un botón de muestra: los vuelos de Aerolíneas entre Córdoba y Miami ya tienen casi 70 por ciento de ocupación para las vacaciones de invierno.
Los ejemplos pueden repetirse por cientos. Es cierto que el Estado puede ayudar a corregir las distorsiones del mercado. También puede agravarlas cuando limita las subas salariales al 27%, con una inflación interanual de entre 29-30%. Habrá una leve reactivación del consumo, pero se agotará cuando el aumento del sueldo no puede pagar mayores precios.
Familias y empresas responden a los estímulos, más allá de los discursos que anuncian lo contrario.