Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Héctor Cometto. El fútbol argentino vive en estado adolescente, si se combina este concepto vinculado a la juventud con el de adolecer: ser carente o falto de algo. ¿Cuáles son sus principales características? Las siguientes:
Histeria, falta de tolerancia a la frustración, impaciencia, facetas de conducta directamente relacionadas con los cambios constantes en los planteles y en las reglas de juego, el exitismo absoluto, éxodo de protagonistas importantes y experimentados.
Los clubes son punto de partida permanente, nunca de llegada y consolidación.
Mide el nivel del campeonato la magra cosecha, que puede llevar al campeón a los 36 puntos, el más bajo en torneos cortos logrado por el Newell’s de Américo Gallego. Pone de manifiesto una medianía cenagosa que deglute a destacados o sobresalientes.
Sí hay algo para remarcar como valioso es que San Lorenzo, Vélez, Lanús y Newell’s, los cuatro equipos que protagonizan la definición, privilegian jugar bien al fútbol.
Los clubes que pelean el campeonato del Torneo Inicial han desarrollado un proceso de inferiores regido por esos parámetros, con algunos matices por el lado de Boedo, más sometido a los desajustes organizativos, pesándole los pergaminos de un grande, aunque en los últimos tiempos sacó varias joyas de su cantera y el año sabático de Tinelli le vino muy bien para reencausarlo.
También el Ciclón intenta un proceso coherente por el que ya transitan los otros tres, que han tenido logros cercanos para cimentarlos y darles oxígeno.
La definición será apasionante, descripción que utilizamos seguido para destacar uno de los matices que hacen especial al fútbol argentino, aún en su exageración y sus extremos.
La faz estética, la organizativa, estructural y presupuestaria va en rojo a la lista del fútbol adolescente, que -ojalá- «algún día SUPERE LAS CARENCIAS, CREZCA Y LLEGUE A UN ESTADO DE ADULTEZ». ●