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El escándalo en Tucumán sacudió a la Argentina: el fraude patriótico parecía haber vuelto 80 años después de la Década Infame (1930-43). Desde entonces, la Cámara Nacional Electoral realizó numerosas recomendaciones para evitar inconvenientes en la elección presidencial del 25 de octubre.
Pero el fraude con el voto electrónico (una de las propuestas que se maneja para el futuro en la Argentina) también es posible. Cómo lo reflejó la serie Scandal, en Estados Unidos el grupo que apoyaba a un candidato presidencial comete fraude en Defiance (Ohio) para permitir su triunfo. Nuestro columnista Sergio Mabres ya había escrito aquí sobre que El voto electrónico es el caballo de Troya en la playa de la democracia. Repasemos.
En la serie norteamericana Scandal, que se puede ver en la televisión por cable o Netflix, el grupo de apoyo al presidente decide finalmente, por unanimidad, aceptar el fraude informático en Defiance, lo que les permitiría ganar Ohio, y con ello la Presidencia de Estados Unidos. El fraude consistió en modificar el software de las máquinas de votación para que arrojaran un resultado distinto a la voluntad de los electores.
La última novedad en la Argentina fueron las declaraciones del vicepresidente de la Cámara Nacional Electoral, Alberto Dalla Vía, quien dijo ayer que «en la Argentina hay provincias que no saben votar», a partir de «sistemas feudalistas», que -sostuvo- favorecen a los que están en el poder. Y mencionó a los distritos Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Formosa y Santa Cruz. Desde el oficialismo cuestionaron sus declaraciones.
Una de las sugerencias de la dirigencia política es avanzar en el voto electrónico para 2017. Sin embargo, el analista en temas tecnológicos Sergio Mabres señaló 10 puntos a tener en cuenta. Lo más importante:
«El voto electrónico no debe ser tomado a la ligera. Es muy fácil implantarlo en forma incorrecta y es muy complejo implementarlo en forma segura. Puede fallar en diferentes lugares y debe ser controlado, al igual que a la empresa proveedora, por las autoridades en todos los puntos posibles. Lo que está en juego es muy importante y la tentación es muy grande.
Nunca confíe en argumentos simplistas como que es rápido y sencillo, ya que nunca es sencillo. Si le dicen que es sencillo ya le están mintiendo. La rapidez es menos importante que la verdadera voluntad de los votantes reflejada en los resultados. Es un caballo de Troya que está esperando que nos acostumbremos a él, que le quitemos la atención para abrir su compuerta secreta».