Por Juan Turello. Por momentos, Argentina suele estar aislada del resto del mundo en...
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Por Juan Turello. Se sabe: Alberto Fernández y sus ministros conforman un Gobierno de comentaristas, en lugar de funcionarios que aportan soluciones a las urgencias de la sociedad, señala mi nota en La Voz.
El discurso del Presidente en el Congreso parecía el mensaje de un candidato. La obligación de abrir las sesiones ordinarias implica un repaso de lo realizado el año anterior y señalar los proyectos que deberán tratar los diputados y senadores nacionales. Nada de eso.
Poco dijo sobre cómo bajar la inflación a niveles tolerables ni cómo mejorar la seguridad. Ambos problemas son las demandas más urgentes de los argentinos.
Alberto Fernández es un panelista diario sobre temas de la coyuntura, aunque pareciera hablar de una dimensión paralela.
Las frases incomprensibles y alejadas de la realidad son un montón, pero vale citar algunas; por ejemplo, cuando afirmó que los docentes están preocupados por el pago de Ganancias.
El gremio docente de Córdoba (UEPC) –a menudo cercano con las posiciones políticas de Alberto Fernández- realizó el lunes 6 de marzo un paro con el objetivo de que el salario básico alcance a cubrir una canasta básica de alimentos y servicios de una familia tipo.
La UEPC no mencionó la preocupación por el impuesto.
La consultora Ecolatina -que fundó Marcos Lavagna, hoy al frente del Indec- señaló que la inflación de febrero fue 6,6%, mientras que los alimentos en promedio superaron el 10%.
A nivel interanual, se superó el techo psicológico del 100%, como ya había sucedido con los precios mayoristas en enero último.
Los acuerdos sectoriales que impulsó Sergio Massa se diluyeron como agua entre las manos.
Aún resta conocer el real impacto que tendrá en la inflación la fuerte sequía que afecta a la producción agroganadera, como así también el que provocará la gripe aviar sobre el consumo de pollos y huevos.
El efecto La Niña restará 12 millones de toneladas a la potencialidad de los campos cordobeses. En lugar de 41 millones, que es el potencial en condiciones meteorológicas normales, se recolectarán apenas 29 millones.
La diferencia entre la potencialidad y la cosecha real supone que el valor bruto será 4.700 millones de dólares menor al resultado óptimo.
Los productores locales resignarán ingresos por 3.800 millones, de acuerdo con la proyección de la Bolsa de Cereales de Córdoba.
La caída en el nivel de actividad se reflejará en 400 mil viajes menos de camiones, en la compra de maquinaria agrícola (los patentamientos ya tuvieron una baja interanual de 21,4% en febrero) y de otros vehículos y en el comercio minorista.
El economista Gonzalo Agusto graficó esa reducción en los ingresos como equivalente al valor de casi 40 mil departamentos de un dormitorio.
La Federación Comercial de Córdoba (Fedecom) informó que las ventas minoristas de febrero retrocedieron 4,2%, en comparación con un año atrás. La caída se repite desde hace varios meses.
La falta de dólares por las menores exportaciones agravará el cuadro de reservas del Banco Central.
Pero Massa tiene suerte: el Fondo Monetario Internacional (FMI) modificará el acuerdo para que Argentina no caiga otra vez en default.
Con los principales hombres del Gobierno entretenidos en la disputa por las candidaturas de 2023, el panorama por delante es inquietante.
La inflación interanual ronda el 100%; la actividad retrocede mes a mes y la sequía y la gripe aviar complican al campo y a la agroindustria.
Juntos por el Cambio, que podría ofrecer una expectativa favorable para la solución de las urgencias, también juega al dominó de las candidaturas. Nada alentador.
El panorama exige un Gobierno preocupado y ocupado en mostrar posibles soluciones. Los comentarios, por contrapartida, sólo sirven para los espacios de los paneles televisivos.