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Por Sergio Mabres. Happn es una aplicación móvil (app) para conocer personas, encontrarse y si todo sale bien entablar una relación duradera. Es muy parecida a Tinder o Badoo, en el sentido que las conversaciones son sólo entre personas que se han “gustado” mutuamente. Sin embargo, Happn tiene algunas características que la diferencias de las apps anteriores. Veamos.
En la semana en la cual se celebra San Valentín, las impresiones sobre Happn.
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Happn funciona con foco en la gente que está o vive cerca. De hecho, promete: “encuentra a quien te has cruzado”. Es la emoción de ver una cara en la calle y luego verla en la pantalla del teléfono.
La app utiliza la ubicación del usuario para mostrarle gente que está cerca y que también utiliza Happn. Su perfil y foto aparece en el timeline o en un mapa cuando se cruzan. Si al usuario le interesa puede decirle «hola» o darle «me gusta» y si es mutuo, ya pueden hablar.
El creador de Happn, el francés Didier Rappaport, sueña con una adopción masiva y promueve en que se convierta en el “Pokemon Go del amor” donde se sale a «cazar personas» en la vida real.
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A diferencia de otras apps del servicio de citas, Happn se separa fuertemente de las redes sociales puesto que no requiere que sus usuarios tengan una cuenta en Facebook o en Instagram.
Premium
Happn tiene un modo premium (bastante caro), que le permite ver a sus usuarios la gente que los aceptó, aunque ellos no lo hayan hecho. Esta función, aunque onerosa, es útil cuando no se consigue contacto y se quiere «bajar la vara», pero no tanto. Es decir, les ofrece un panorama de las personas que podrían conocer si los aceptaran. Desde el punto de vista de la monetización, éste es el cambio más importante respecto de otras apps de citas: «pagar para ver» (en inglés pay per view o PPV, por sus siglas).
Joven. La app es relativamente nueva. Se creó en 2014 y tiene la tercera parte de adopción que Tinder.
Mejoras. Por ser tan nueva, experimenta algunos problemas de puesta a punto, como, por ejemplo, contactos que aparecen y desaparecen misteriosamente de la pantalla del teléfono. Además, parece tener ciertas demoras cuando el usuario visita otra ciudad, ya que la app no se adapta inmediatamente a su nueva posición. Pasado un tiempo, se muestran los resultados.
Segura. Por otro lado, Happn tiene muchas maneras de reportar conductas inadecuadas.
En resumen:
En Happn como en todas las app de citas, aunque los creadores nos hablen de inteligencia artificial y compatibilidad científica de intereses, el secreto es la foto de perfil. En ese sentido, la diferencia entre una foto tomada por un amigo y una foto tomada por un fotógrafo profesional, puede ser de uno a 10.
Las apps de citas no son la muerte del romanticismo, son sólo la evolución del lugar de encuentro -de uno digital a otro físico- y de los códigos de aceptación al dar un clic en el ícono correcto.
«Las apps de citas no son la muerte del romanticismo…»
Por otro lado, reflejan aspectos nefastos del consumismo: la abundancia como símbolo de felicidad. Más y más fotos, más perfiles para rechazar por los exigentes y aceptar para los desesperades.